Silvia Naishtat
Inspirado durante su formación en Estados Unidos, el físico Conrado Varotto, egresado del Balseiro, volvió a Bariloche con la idea fija de crear un polo de empresas de alta tecnología. Pensaba en grande. Y había sido testigo del surgimiento de lo que hoy conocemos como el Silicon Valley. Así nació Invap.
Corría 1976, un año trágico para la Argentina. Pero lejos de ser parte de un proyecto militar, Invap representó desde sus inicios. con un magro capital de US$200.000, el esfuerzo de un grupo de científicos por aplicar sus conocimientos. Empezaron fabricando esponjas de circonio, un elemento que se utiliza en aplicaciones nucleares. Varotto dirigió la empresa, que pertenece a la provincia de Río Negro, durante 20 años. Su sucesor y también su discípulo, Héctor Otheguy, se convirtió en su CEO y la dirige desde entonces.
En 1985 firmaron el primer contrato de exportación de importancia. Era un reactor nuclear y el primero que se vendía llave en mano, a los argelinos. Se trató del reactor de investigación OPAL.
Ese gran salto no sólo los colocó en el firmamento internacional. También los impulsó a ampliarse hacia lo aeroespacial. Y emprendieron una carrera vertiginosa, con la fabricación de satélites de observación y de comunicaciones, y radares para el control aerocomercial y de seguridad de fronteras.
INVAP contabiliza actualmente un patrimonio de US$50 millones, una facturación de US$200 millones y 1.420 empleados entre científicos y técnicos.
En 2010 inauguraron la sede central luego de trabajar en 20 sedes distintas por los barrios periféricos de Bariloche. “Nunca tuvimos un presupuesto estatal, vivimos de lo que vendemos y reinvertimos todas las utilidades”, explica Otheguy. Ahora está en juego un contrato por US$350 millones para Sudáfrica. La novedad es que se presentan junto a Areva, sus competidores franceses. “Ellos son protagonistas de la industria nuclear global y nos vinieron a buscar para la construcción de dos reactores nucleares, uno de potencia para generar electricidad y otro de investigación, que será utilizado para la fabricación de radioisótopos medicinales”, dijo orgulloso Otheguy.