Drone Shield compañía australiana ha desarrollado un sistema para neutralizar drones que puedan suponer una amenaza sin destruirlos ni afectar al entorno. El Dronegun, como se denomina el invento, es un dispositivo de cierta aparatosidad montado sobre la estructura de un fusil de asalto que, dirigido hacia su objetivo, toma el control de la aeronave hasta hacerla aterrizar.
El equipo puede dejar fuera de servicio a multitud de sistemas aéreos remotamente pilotados diferentes a una distancia máxima de dos kilómetros. Para ello el operador debe apuntar al aparato y lanzar señales de interferencias en un rango de frecuencias empleadas por los drones, lo que le hará o bien descender hasta el suelo o bien regresar hasta su estación de control. De este modo no se pone en peligro su carga, para evitar daños cuando ésta contenga explosivos, por ejemplo. En este segundo caso, el regreso del dron a donde se encuentran sus pilotos, la acción sirve además para localizarlos.
El artilugio pesa en torno a 6 kilos y va conectado a una mochila portada por un único operador, que es quien lo activa de forma sencilla. “No se requiere entrenamiento técnico para su configuración o uso”, explica el fabricante.
Cuando dispara su señal hacia un aparato remotamente pilotado, éste deja de transmitir su señal de video y regresa a su base o aterriza en el lugar en el que ha sido interceptado, de modo que conserva íntegras todas sus características para poder ser estudiado por los especialistas.
Drone Shield advierte de que el sistema aún no ha sido autorizado por la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (organismo conocido por sus siglas en inglés, FCC), por lo que aún no puede ser comercializado en ese país, donde de momento únicamente el Gobierno o sus agencias adscritas pueden probarlo.
Imagen: DroneShield