Armada del EPL
Por Antonio Bufis
Hace unos días nos enteramos de que el Grupo de Ataque de Portaaviones chino, encabezado por el PLA Liaoning, completó con éxito su entrenamiento en combate en el mar. Una operación de entrenamiento que duró más de 20 días, y que vio al Grupo de Ataque de Portaaviones de China realizar sus operaciones en el Mar Amarillo y el Mar de China Oriental, entrando en las aguas del Pacífico occidental a través del Estrecho de Miyako y realizando una serie de ejercicios allí también.
China sabe que para competir internacionalmente necesita desarrollar una marina de guerra capaz de proteger sus intereses nacionales. Aunque existe una única visión estratégica nacional que vincula a los distintos sectores del Estado, la Marina de China debe actuar tanto de forma integrada con las demás Fuerzas Armadas como en un plano multinivel y multidominio.
Otro factor que debe mejorarse es el relativo a la interoperabilidad con sus aliados. De hecho, aunque se han realizado varios ejercicios conjuntos con las agrupaciones navales de la Federación Rusa, esto no significa que sus medios sean plenamente interoperables tanto en términos de medios como, más concretamente, a nivel doctrinal. Estos elementos pueden parecer triviales pero no lo son en absoluto, basta con pensar en lo difícil que puede ser compartir información y ciertos datos específicos.
Además, para desarrollar procedimientos conjuntos es necesario operar conjuntamente en el mar durante mucho tiempo e iniciar programas de intercambio.
Casi con toda seguridad, China tiene claro que para emerger plenamente como superpotencia debe necesariamente aumentar su poderío marítimo. Para ello, debe ser capaz de proyectar un poder que también puede conseguirse mediante el uso de grupos de portaaviones (formados tanto por componentes de combate, como destructores, submarinos, fragatas y unidades de asalto anfibio, como logísticos) que deben estar protegidos de forma adecuada para poder adquirir el dominio de un papel expedicionario, intrínseco a la Armada.
Otro factor a tener en cuenta es la profesionalización del personal que debe estar preparado y entrenado en el manejo de los medios de transporte que utilizan, tecnológicamente muy avanzados, y sobre todo de la información que reciben, que debe ser procesada rápidamente y que no es en absoluto comparable a la utilizada en el pasado. La industria naval china prosigue su labor de ampliación del número de buques de combate, pero al mismo tiempo deberá seguir la formación del personal, tanto a nivel individual como de equipo.
Foto cortesía de China Military
A la hora de desarrollar la doctrina, hay que tener en cuenta que también hay que crear una organización que sepa utilizar las herramientas aeronáuticas y navales a su disposición, es decir, reunir y entrenar al personal embarcado en las unidades insignia, desde donde se coordinan los movimientos de la flota difundiendo órdenes al resto del grupo naval.
En la actualidad, las marinas occidentales tienen probablemente algunos puntos más que China, por lo que tendrán que trabajar para salvar la brecha. Por brecha no nos referimos sólo al aspecto tecnológico, sino que miramos hacia algo más, como los conocimientos técnicos que hay que obtener para alcanzar determinados objetivos.
China ha ganado mucho terreno en el campo naval, de hecho en los últimos años ha habido varios despliegues de grupos navales en el Mediterráneo o en otras partes del mundo (como el Golfo de Adén y el Océano Índico), precisamente para significar la voluntad de emerger y convertirse en una superpotencia mayor.
Fuerza de Tarea China 161 Fuente: Armada del PLA
China sigue experimentando una importante mejora que abarca desde la lucha bélica hasta la seguridad marítima y los aspectos del compromiso de defensa. El compromiso de defensa, que se desarrolla a través de la diplomacia naval y la creación de capacidad y confianza, se llevó a cabo para establecer relaciones con países más distantes con el fin de crear bases logísticas, que pueden ser utilizadas cuando sea necesario (por ejemplo, Djibouti y la idea de desarrollar una base naval en el Golfo de Guinea, que también podría ser utilizada para proyectarse en el Atlántico).
Hasta la fecha, China es consciente de que no está al mismo nivel que los estadounidenses y la coalición occidental en general, y por ello también lleva a cabo proyectos A2AD (antiacceso/negación de área) precisamente para contrarrestar la ventaja que actualmente tiene la coalición occidental, que no se limita sólo a su ventaja tecnológica.
En conclusión, China ha llegado a comprender plenamente cómo la capacidad naval debe considerarse un arma eficaz a su disposición tanto en el ámbito diplomático como para acciones más incisivas, que pueden ir desde la simple disuasión hasta acciones coercitivas reales. Para llevar a cabo este proyecto, deberá desarrollar sus propias doctrinas y procedimientos en común con sus aliados, para no encontrarse solo a la hora de oponerse a los países de Occidente.
Fuente:https://navalpost.com