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jueves, 21 de diciembre de 2017

Gendarmería: canje de helicópteros para sumar poder de vigilancia aérea

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Patricia Bullrich aceptó cambio por unidades disponibles ante la demora en recibir los Bell UH-1H convertidos y mejorados en Huey II. Canjes también con el Ejército por otros 5 helicópteros. Burocracia y demora en licitaciones.



EDGARDO AGUILERA



La ministra de Seguridad Patricia Bullrich acordó una salida política al episodio de la demora en recibir helicópteros Bell UH-1H convertidos en Huey II para la Gendarmería Nacional. 

La versión Huey II es una mejora que asegura el aumento de la performance de la aeronave y el sostenimiento técnico por parte del fabricante: Bell Textron Helicopter

Urgida por dotar a los gendarmes de aeronaves de vigilancia, en lugar de los 2 que faltan sobre un lote de 4 que fueron adquiridos en 2009 mediante una licitación, Bullrich aceptó que la empresa Modena, el oferente, entregue otras máquinas de disponibilidad inmediata. La cuestión quedó así, Gendarmería recibirá 3 helicópteros Augusta Westland AW 119 Koala en lugar de los 2 Huey II que faltaba ensamblar, más un curso de entrenamiento de pilotos y dos años de mantenimiento. Además, la empresa de Cristiano Rattazzi se hará cargo del mantenimiento, por ese mismo lapso, de 5 helicópteros Jet Ranger AB 206 que el Ejército canjeó a Gendarmería por los dos Huey II ya terminados que tenía la fuerza de seguridad. 

El desaguisado arrancó por demoras burocráticas y cambios contractuales unilaterales impulsados durante la gestión kirchnerista. 

En 2009 la empresa Modena ganó la licitación pública que había lanzado el entonces ministro Julio Alak para la adquisición de 4 helicópteros Bell Huey II. Cotizó 3.988.982 dólares por cada unidad y recibió un total de 15.955.928 por el lote de las 4 máquinas. 

La Orden de Compra N° 228 por los 4 Huey II, fue emitida recién el 30 de diciembre de 2010. La oferta original tenía un cronograma que preveía la recepción de la Orden de Compra en el mes de agosto del 2009 y la apertura de la Carta de Crédito en septiembre de 2009.

La Carta de Crédito se abrió recién el 10 de agosto de 2010, casi un año más tarde de lo pautado en la negociación. Fue el punto de partida para que Modena estuviera en condiciones de iniciar la adquisición de las 4 células y componentes necesarios (kit de conversión), además de los servicios de armado y modificación de los helicópteros. Modena contrató un taller habilitado por la agencia FAA (acrónimo de Federal Aviation Administration) organismo del gobierno estadounidense regulador de la actividad aeronáutica civil. 

La contratación con el montador de EE.UU. era un requisito de la Orden de Compra y además tenía que ver con el menor costo y la disponibilidad de repuestos de ese tipo de aeronaves en aquel país. Terminada la tarea de conversión a Huey II en Estados Unidos se preveía trasladar los helicópteros a la Argentina para su habilitación por el Ejército Argentino que cuenta con un taller certificado por el fabricante Bell. 

Bajo el programa Hornero, supervisado y luego habilitado por Bell, el Comando de Aviación de Ejército ha convertido una veintena de sus máquinas UH-1H en modelos Huey II. 

Nada de eso sucedió. Con la asunción de Nilda Garré al frente del ministerio de Seguridad se profundizaron los atrasos. 

La entonces ministra notificó a Módena la decisión de modificar las condiciones del contrato, y que el armado de los helicópteros debería realizarse en los talleres del Ejército y no en los Estados Unidos. 

El cambio de rumbo unilateral y fuera de contrato se encuadró en el "compre argentino" con mano de obra nacional. Los conjuntos estuvieron 9 meses demorados en la Aduana antes que la Gendarmería pudiera retirarlos para ser ensamblados en talleres del Ejército. 

Las tareas se iniciaron pero los técnicos militares sólo podían trabajar en horas extra para no afectar el desarrollo del programa Hornero del propio Ejército. 

La conversión de los helicópteros para la Gendarmería se cumplía así en un tramo reducido de la jornada laboral que alargó considerablemente los tiempos de ejecución y se diría puede haber sido un mal negocio para la contratista Modena. 

A duras penas se logró finalizar y entregar dos aparatos, el último en 2016, porque hubo una masiva migración de técnicos del Ejército a la policía metropolitana en búsqueda de mejores salarios. 

El taller de helicópteros del Ejército quedó reducido en su capacidad de reconversión a Huey II e impactó en los últimos dos aparatos de Gendarmería cuyas partes quedaron en contenedores. 

El empresario Rattazzi dueño de Módena fue blanco de críticas por las demoras y dudas en la entrega. 

Respondió con una medida singular sino inédita en el mundo empresario. Ofreció una póliza de caución por 16 millones de dólares a título personal para asegurar la entrega de las aeronaves que en rigor dependía de la disponibilidad de la mano de obra estatal porque así lo había dispuesto aquella decisión de Garré. Un privado caucionó dinero para garantizar al Estado que el Estado iba a cumplir.

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