Fusil de asalto F90MBR. Foto: Thales
Londres
La multinacional francesa Thales ha desarrollado una nueva generación de fusiles de asalto que presenta esta semana en la feria de defensa y seguridad británica DSEI 2017. El F90MBR, como ha sido bautizada la nueva arma que estos días muestra en Londres, es un fusil configurado como bullpup (con los mecanismos y el cargador detrás del gatillo)
Se trata de una evolución del F90, actualmente en servicio en las Fuerzas de Defensa de Australia.
Su fabricante explica que es un ingenio “completamente interoperable con las armas de la OTAN”, y destaca que es “uno de los rifles de asalto más ligero del mercado”. En total pesa 3,25 kilos “y está dotado con controles ambidiestros para permitir tiempos de reacción rápidos y una rápida adquisición del blanco”. El nuevo fusil de asalto cuenta con distintas longitudes de cañón y está preparado para su uso por fuerzas anfibias. Es decir, el arma puede ser disparada por el soldado inmediatamente después de salir del agua.
El F 90 MBR ha sido “construido sobre cien años de amplia experiencia en la fabricación de pequeñas armas”, de acuerdo con Thales, en referencia a la planta en la que la compañía opera en Lithgow, Australia. El nuevo desarrollo se ha creado “a partir del arma probada en combate F90”. A este ingenio se le ha dotado de mejoras ergonómicas de modularidad e interoperabilidad, a la vez que se mantienen “los mismos altos niveles de precisión y fiabilidad que el F90”, añade la fuente. Ambas armas de la familia F90 pueden alcanzar “con precisión y facilidad” objetivos a 600 metros.
En palabras del consejero delegado (CEO) de Thales in Australia, Chris Jenkins, “el F 90 MBR es el resultado de nuestra ambición de apoyar a los soldados en las operaciones”. Con este objetivo, añade, “hemos realizado inversiones a largo plazo en una avanzada capacidad de fabricación de armas en Australia”.
Thales facturó en 2016 en torno a 14.900 millones de euros gracias al trabajo de una plantilla de 64.000 trabajadores en 56 países. De ellos, más de 25.000 son ingenieros e investigadores. Su presencia en Australia, donde ha sido desarrollada la nueva arma, da trabajo a 3.200 personas. Sus actividades en ese país procuraron al grupo unos ingresos de más de 1.000 millones de dólares australianos en 2016 (unos 700 millones de euros al cambio actual).