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sábado, 6 de enero de 2018

La Fórmula 1 bajo el mar: estos son los submarinos más veloces del mundo

Al igual que para los mayores depredadores de la naturaleza, la velocidad podría ser la característica más importante para los submarinos —después de su capacidad de sigilo—. Esto permite a los cazadores submarinos no solo alcanzar a su potencial 'presa', sino también escapar de cualquier persecución.

los buques de guerra sumergibles más veloces de hoy y de ayer.

Los Angeles — 35 nudos (cerca de 65 km/h)

Los submarinos nucleares de la clase Los Ángeles constituyen la espina dorsal de la flota sumergible estadounidense y aún hoy conservan el récord como la serie más numerosa jamás construida. Esta nave fue diseñada entre las décadas de 1960 y 1970 con el objetivo de superar el atraso tecnológico de los entonces submarinos estadounidenses ante sus análogos soviéticos.

En aquel momento, debido a los enormes gastos de la guerra de Vietnam, el Pentágono tenía muy difícil la aprobación de nuevos programas. La gota que colmó el vaso llegó en enero de 1968, cuando un sumergible soviético de la clase 627 Kit estuvo acechando a un portaviones estadounidense a 30 nudos, sin poder ser alcanzado por los buques que cubrían al portaaviones.

Con la botadura del USS Los Angeles en 1974, esta clase de submarinos se convirtió en la más veloz bajo el mar de la época y en un verdadero quebradero de cabeza para la flota soviética. El último sumergible de esta clase —el USS Cheyenne— fue puesto en servicio en 1996.


Barracuda — 35 nudos (cerca de 65 km/h)

Los submarinos del proyecto 945 Barracuda dieron el pistoletazo de salida a la tercera generación de submarinos nucleares de la Unión Soviética. Su diseño se inició a principios de la década de 1970 como respuesta a los sumergibles de la clase Los Angeles estadounidenses. La botadura de la primera unidad tuvo lugar en 1979.

La principal tarea del proyecto 945 era seguir la estela de los submarinos estratégicos y portaaviones de la OTAN, así como garantizar su rápida aniquilación en caso de un hipotético conflicto. Para asegurar que sus objetivos estuvieran siempre a su alcance, los ingenieros los dotaron de una alta capacidad de desplazamiento: la velocidad máxima registrada por los Barracuda alcanzó los 35,15 nudos.

Diferentes modificaciones del proyecto 945 fueron fabricadas hasta 1993 y su diseño sirvió de base para la próxima clase, la 971.


Seawolf — 38 nudos (cerca de 70 km/h)

Los submarinos de ataque Seawolf fueron diseñados en la década de 1980 para sustituir a los de la clase Los Angeles. Inicialmente se planeaba la construcción de al menos 29 unidades, pero su extremadamente alto precio —más de 3.000 millones de dólares por unidad— y el final de la Guerra Fría hicieron que el Pentágono cancelara el proyecto después de botar tres buques de este tipo y optar por los más económicos sumergibles de la clase Virginia.

Mientras tanto, los submarinos de la clase Seawolf aún hoy día mantienen una serie de características que los destacan entre sus antecesores y sucesores. En particular, mantienen el récord de velocidad en estado de inmersión entre los sumergibles estadounidenses construidos en serie.


Lira — 41 nudos (cerca de 76 km/h)

Los submarinos soviéticos del proyecto 705 Lira no tenían análogos entre los submarinos producidos en serie en cuanto a su velocidad y maniobrabilidad. En servicio desde 1974, estos buques podían atrapar y escapar de cualquier objetivo marítimo y alcanzar su velocidad máxima en tan solo 1 minuto.

La rapidez con la que estos submarinos se desplazaban bajo el mar los hacía inalcanzables incluso para la mayoría de torpedos de la época. Por si fuera poco, tenían unos parámetros de maniobrabilidad insuperables: podían dar un giro de 180° en tan solo 42 segundos.

A pesar de su destreza bajo el mar, dejaron de producirse a principios de la década de 1980 y ya para principios de 1990 las siete unidades construidas fueron dadas de baja de la Flota del Norte.


Anchar — 44 nudos (cerca de 81 km/h)

En diciembre de 1968, en los astilleros de Severodvinsk fue botado el K-222 (inicialmente K-162), el único submarino del proyecto 661 Anchar. Este sumergible soviético de segunda generación estaba obligado a ser todo un pionero para su época e incluso hoy mantiene el título del más veloz jamás construido.

Durante su diseño, a los ingenieros los movió un único objetivo: crear un aparato inalcanzable para los medios de combate enemigos. Para eso se les permitió desviarse de las normas convencionales de la construcción naval militar e incluso se les prohibió reutilizar algunas soluciones técnicas ya empleadas en sus antecesores.


El proyecto resultó ser altamente innovador y fue el primero en portar un casco de titanio, además de tener un coste exorbitado. Por su alto precio, 2.000 millones de rublos según el curso de 1968, este buque fue apodado por su tripulación como 'el pez dorado'. Como resultado, la posterior construcción de los 661 Anchar se consideró poco pragmática y el K-222 resultó ser la única unidad puesta en servicio. A pesar de ello, la experiencia de su diseño y explotación sirvió a los constructores navales para crear los siguientes sumergibles polivalentes de titanio de segunda y tercera generación, incluidos los más veloces del proyecto 705 Lira.

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