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martes, 6 de marzo de 2018

El gasto militar se dispara en todo el mundo por el aumento de los conflictos

  • Se han multiplicado los países interesados en aumentar su capacidad militar
El mundo está viviendo un momento extremadamente complejo en muchos sentidos. Según las últimas cifras, el mercado de armamentos está alcanzando cifras nunca vistas, ni siquiera en tiempos de la guerra fría. Los números de la industria de defensa en todos el mundo, incluyendo por primera vez a Europa, pueden batir récords. Los planes de la Unión Europea en materia militar, por primera vez con cifras sobre la mesa, pueden cambiar el panorama de la industria militar,


Ese aumento se debe esencialmente a la multiplicación de actores interesados en aumentar su capacidad militar. Ya no se trata solamente de Estados Unidos y la Unión Soviética que durante décadas representaban más del 70% del conjunto del gasto militar en el mundo. Rusia ha emprendido una política muy activa en la materia, intentando recuperar su papel de potencia militar mientras al mismo tiempo intenta ampliar su mercado de exportaciones. Ha aparecido China como una potencia con ambiciones globales y con un presupuesto expansivo en materia militar. Tambiuén Arabia Saudí ha emprendido una política de compras masivas de armamento, con la idea de parar los pies a Irán, que a su vez tiene planes concretos de expansión en toda la región. 


La llegada del presidente norteamericano Donald Trump ha sido también un cambio esencial en Estados Unidos, después de un periodo de claro retroceso del presupuesto militar en los dos mandatos de su predecesor Barack Obama. Pero Trump no sólo ha decidido aumentar el presupuesto militar de su país, sino que desde el año pasado ha encabezado una cruzada para exigir a los socios de la Alianza Atlántica que incrementen el suyo, como mínimo hasta el 2% del PIB. El problema para Washington es que muchos países europeos están decididos a hacerlo, pero en contra de lo que esperaba el inquilino de la casa blanca, no están pensando en invertir en material norteamericano, sino que pretenden contribuir a desarrollar una industria militar europea.


La Comisión Europea tiene planes muy concretos de incluir en los próximos presupuestos que empiezan en 2020 un mínimo de 1.500 millones de euros anuales para favorecer el desarrollo de proyectos tecnológicos en materia de defensa. En los presupuestos de los países europeos se calcula que ya se ha producido un aumento equivalente a 4.000 millones más.

De utopía a realidad

La idea de una defensa europea había estado siempre entre las utopías más irrealizables, esencialmente porque la presencia de un país como el Reino Unido (con el segundo presupuesto militar de la OTAN) la hacía políticamente imposible. Desde que se produjo el desgarciado referéndum sobre el Brexit, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y los principales líderes europeos, Alemania Incluida, se dieron cuenta de que no sólo era la oportunidad de emprender este camino, sino que la realidad demostraba que que ante la situación que plantea la llegada de Trump al poder, ya no es posible seguir subcontratando la seguridad de Europa con el socio norteamericano


En la última reunión de ministros de Defensa de la OTAN, el secretario de Defensa norteamericano James Mattis, puso sobre la mesa el malestar que supone para su Administración que los europeos estén intentando desarrollar su propia industria militar. Casi todos los miembros de la UE lo son también de la OTAN por lo que Washington cree que la mejor manera de «evitar duplicidades» es colaborar.

La UE, sin embargo, apuesta por desarrollar sus propios materiales en la medida de lo posible, de forma coordinada. Los expertos de la Agencia Europea de Defensa (AED) se quejan de que en la UE hay, por ejemplo, una docena de tipos de vehículos de transporte diferentes y que la solución no puede ser más que desarrollar un modelo o un estándar único que se adapte a las necesidades de todos. La próxima batalla se dará, sin duda, en el campo del acceso a las compras públicas, un campo en el que el único país que tiene acceso a los dos mercados es precisamente Gran Bretaña.

Fuente;http://www.lavozdigital.es

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