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martes, 27 de noviembre de 2018

Alta tensión entre Rusia y Ucrania

  • Occidente exige a Rusia liberar los barcos y Ucrania declara la ley marcial
Grupos de milicianos de extrema derecha se manifestaron ayer en Kíev contra Rusia (Gleb Garanich / Reuters)

Ni Rusia ni Ucrania parecían ayer atreverse a pronunciar la palabraguerra, aunque todo el mundo coincidía en que el último incidente en el estrecho de Kerch, que separa el mar Negro del mar de Azov, pone al rojo vivo las relaciones entre ambos países. Los occidentales y la OTAN culparon ayer a Rusia por el último choque, que vuelve a situarlos al borde del abismo. Moscú hace peligrar con sus acciones la seguridad en Europa, argumentaban. Desde la capital rusa se acusa al Gobierno de Kíev de iniciar un choque que podría tener “serias consecuencias”. El Parlamento unicameral ucraniano, la Rada Suprema de Kíev, aprobó ayer declarar la ley marcial, a propuesta del presidente Petró Poroshenko .

La emergencia durará 30 días en la exrepública soviética de Ucrania, anunció ayer Poroshenko tras firmar la propuesta. Horas antes, el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional había sugerido que fuese de dos meses. “Será de 30 días para que no interfiera en el comienzo de la campaña electoral”, argumentó el presidente en televisión. Ucrania tiene que celebrar elecciones presidenciales el 31 de marzo del 2019. La ley marcial, que da poderes especiales a las autoridades, empezará mañana y afectará a las provincias fronterizas con Rusia y con Transnistria. “La ley marcial no implica una declaración de guerra. Ucrania no tiene planes de ir a la guerra contra nadie”, dijo Poroshenko.

La OTAN respalda la soberanía e integridad territorial de Ucrania

El domingo, los guardacostas del FSB ruso apresaron por la fuerza tres barcos militares ucranianos, dos lanchas artilladas y un remolcador, que navegaban cerca de la costa de Crimea, anexionada por Rusia en el 2014, y hacían la ruta de Odesa a Mariúpol, en el mar de Azov.

Según la parte rusa, no atendieron a las órdenes de parar. También están detenidos sus 23 tripulantes, tres de ellos heridos leves por disparos de la patrulla rusa.

Tras meses de desencuentros en el estrecho de Kerch debido al aumen­to de las inspecciones rusas a los barcos que entran y salen del mar de Azov, este incidente ha elevado la tensión al máximo.

Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de provocar el incidente adrede para lograr una respuesta del contrario y luego acusarle de agresión. Según el Gobierno de Kíev, se trata de “un acto de agresión de Rusia”. Según el de Moscú, los barcos de la Armada ucraniana entraron “ilegalmente” en sus aguas. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró ayer que Ucrania violó las leyes internacionales porque no esperó a recibir autorización para sus barcos. El Ministerio de Exteriores ruso advirtió a Ucrania que “la línea que sigue Kíev en coordinación con EE.UU. y la UE para provocar un conflicto con Rusia está llena de serias consecuencias. Rusia reprimirá severamente cualquier atentado contra su soberanía y seguridad”.


El Ministerio de Exteriores ruso cree que todo esto no habría ocurrido si en Ucrania no hubiese elecciones a la vista. “El objetivo es activar un anuncio de estado de guerra, movilizar el sentimiento antirruso de Occidente, endurecer las sanciones”, aseguro el viceministro Grigori Karasin. “En esta situación para Poroshenko es más fácil desplegar su campaña electoral”.

Rusia dice que reprimirá cualquier atentado contra su soberanía y seguridad

Según el FSB, los barcos ucranianos ignoraron las exigencias legítimas de las patrulleras para que se detuvieran, pero empezaron a realizar maniobras peligrosas.

Ante la negativa, tuvieron que usar las armas. Tres militares resultaron heridos levemente. Tras prestarles asistencia se comprobó que no hay peligro para sus vidas, señala el FSB. Según las agencias rusas, los barcos apresados son las lanchas Berdiansk y Nikópol y el remolcador Yani Kapu.

El Ministerio de Exteriores de Ucrania sostiene que el incidente ocurrió en aguas neutrales y que el ataque lo llevó a cabo una lancha guardacostas del FSB después de abandonar la zona de 12 kilómetros de aguas territoriales rusas.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, expresó ayer “el total apoyo” de la Alianza “a la integridad y soberanía territorial de Ucrania, incluyendo todos sus derechos de navegación en sus aguas territoriales bajo las leyes internacionales”. También dijo que el enviado de Ucrania se reuniría ayer con los embajadores de los países de la OTAN en Bruselas para tratar el incidente del estrecho de Kerch. Según la OTAN, fue Poroshenko quien solicitó estas conversaciones.

El Consejo de Seguridad de la ONU también mantuvo anoche una reunión de emergencia, en esta ocasión a petición de Rusia. La embajadora de EE.UU., Nikki Haley, acusó a Moscú de una acción ilegal y advirtió que tal conducta hace “imposible una relación normal”.

“La ley marcial no implica una declaración de guerra”, aclara Poroshenko

Francia y Alemania hicieron ayer un llamamiento para que Rusia liberase los barcos y a los militares ucranianos. El presidente de la Comisión Europea, Donald Tusk, abundó en el mismo llamamiento y pidió a Rusia que dejase las provocaciones contra Ucrania. “Condeno el uso de la fuerza de Rusia en el mar de Azov. Europa seguirá unida en apoyo de Ucrania”, dijo en Twitter.


Fuente AFP

Los gobiernos de algunos países del este de Europa, más próximos a la zona del conflicto, mostraron su preocupación por que la tensión les alcance. Krzysztof Szczerski, ayudante del presidente de Polonia Andrzej Duda, indicó que las acciones contra los barcos ucranianos fueron “una abierta violación” de las leyes internacionales y “otro intento de desestabilizar al región”. Moldavia indicó que “los actos de agresión y las provocaciones” amenazan la seguridad regional. Y la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, añadió que fue “una flagrante violación de los propios compromisos de Rusia”.

Decenas de manifestantes de extrema derecha ucranianos se concentraron ayer ante las legaciones diplomáticas rusas y causaron disturbios en la capital, Kíev, y en Lvov, en el oeste del país.


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