El 12 de junio 2018 último se cumplieron 20 años de la creación de VENG S.A. (Vehículo Espacial de Nueva Generación). Resumen de logros, evolución y futuro de la empresa estatal de Acceso al Espacio.
El origen de VENG S.A. se puede rastrear en la primera versión que CONAE presenta del Plan Espacial Nacional (PEN) “Argentina en el Espacio 1995-2006”, aprobado por el Decreto Nº 2.076/94. En ese documento se menciona por primera vez la idea de evaluar la factibilidad de desarrollar un Vehículo Espacial de Nueva Generación. Según se puede ver en el cronograma de dicho plan, para el año 2006 se esperaba la operación y ensayos de subsistemas para vehículos espaciales livianos.
Casi en simultáneo con la presentación de este documento, se daría un hecho que impulsa la primera revisión del PEN dos años más tarde lo que, finalmente, redundaría en la formalización de VENG como empresa controlada de CONAE dedicada al desarrollo de un lanzador nacional.
En el año 1995 se privatiza la Fábrica Militar de Aviones (FMA) que pasa a ser parte de del conglomerado aeroespacial Lockheed Martin.
Por ese entonces, la empresa norteamericana se encontraba desarrollando el vehículo experimental X-33 en el marco de un programa conjunto, entre NASA y el Departamento de Defensa de EEUU, denominado Space Launch Initiative (SLI). El objetivo del programa consistía en desarrollar el remplazo del Transbordador Espacial con un vehículo de Etapa Única a la Órbita (Single Stage to Orbit – SSTO).
El X-33 era un vehículo a escala de lo que sería la versión final llamada VentureStar, de tamaño similar al Transbordador Espacial. En este contexto, y con la reciente conformación de la CONAE, post cancelación del programa Cóndor II, se firma en junio de 1996 una carta de intención entre Lockheed Martin y la Agencia Espacial Nacional en la que se define la colaboración Argentina en el programa SSTO X-33
ssto x-33
De alguna manera, el ex Presidente Menem había interpretado este acuerdo como la posibilidad de que Argentina cuente con un sistema de naves espaciales que se remontarían a la estratosfera para luego aterrizar en Japón en apenas unas horas, tal como se desprende del recordado discurso televisivo.
El programa X-33 fue cancelado en 2001, los problema tecnológicos asociados a un plan muy ambicioso fueron la causa de su final y, si bien la CONAE nunca tuvo participación en esa aventura, estos eventos dieron inicio a un nuevo esfuerzo nacional para el desarrollo de un lanzador propio.
Es así como el Decreto Nº 176/97 instruyó a la CONAE no solo a participar en el programa X-33, sino también a encarar el desarrollo de Medios de Acceso al Espacio y Servicios de Lanzamiento, lo que fue incorporado en el PEN revisión 1997-2008. El mencionado decreto, y el contrato social de VENG S.A. firmado en año 1998, fijan el nacimiento de la empresa nacional de Acceso al Espacio.
Pasaron algunos años con poco avance en materia de lanzadores llegándose a una nueva revisión del PEN que comprendía los años 2004-2015. En este caso, la CONAE consideró la posibilidad de inversión privada en VENG S.A., dado a que no encontraban financiamiento estatal para su proyecto de lanzador. Esta revisión, además, es la que introduce el programa Inyector Satelital Para Cargas Útiles Livianas (ISCUL) que tiene como finalidad la construcción del lanzador Tronador II, con capacidad de colocar en órbita polar hasta 250 kg a 600 km de altura.
Corrió el tiempo y el aporte privado finalmente no llegó, y no fue entonces hasta el año 2007 que se da el inicio de la actividad efectiva de VENG S.A. con los primeros contratos con CONAE y transferencias de fondos del Tesoro Nacional. Ese mismo año se realiza la prueba del Tronador I que, aunque si bien en la década del 50 del siglo pasado ya habían volado dos cohetes nacionales de propelentes líquidos lanzados desde aeronaves (cohetes Tábano y PAT-1), se convertiría en el primer cohete del tipo sonda con motor de propelentes líquidos desarrollado y lanzado en el país. La prueba se efectuó desde el Centro Espacial Manuel Belgrano ubicado en Coronel Rosales, provincia de Buenos Aires.
Al año siguiente se realiza la prueba en vuelo del cohete Tronador IB de 1,5 toneladas de empuje, en este caso los propelentes utilizados fueron hidracina y ácido nítrico y el vehículo alcanzó un una altura de 12 km. Tanto el Tronador I como el IB sirvieron para realizar las primeras pruebas de motores de propelentes líquidos, ensayo de estructura aerodinámica y validación de sistemas de navegación, guiado y control.
En el año 2011 le llegó el turno al cohete sonda Tronador 4000. Este vehículo tenía una altura de 6 metros con empuje de 4 toneladas. Sería la última prueba sin control activo de trayectoria. El ensayo finalmente no pudo realizarse al fallar una de las válvulas pirotécnicas de presurización del combustible. Se pasaba así a la etapa de los vehículos experimentales con control de trayectoria, la serie VEx.
En año 2012, la CONAE deja de depender del Ministerio de Relaciones Exteriores y pasa a la órbita del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Bajo esta nueva dependencia se fueron incrementando los fondos destinados a VENG continuándose con el desarrollo de vehículos experimentales VEX y comenzando la construcción en el año 2013 del Centro Espacial Manuel Belgrano (CEMB) y, en el año 2014, el Centro Espacial Punta Indio (CEPI) en el predio de la ex fábrica CORCEMAR, ubicado en la localidad de Pipinas, provincia de Buenos Aires.
Los vehículos VEx-1A y VEx-1B serían lanzados en el año 2014. Ambos vehículos contaban con motores hipergólicos de 4 toneladas de empuje. La primera de estas pruebas, realizada en el mes de marzo desde el paraje La Capetina del CEPI, no pudo concretarse al no liberarse el cohete de la plataforma por un fallo en un punto de anclaje del sistema de liberación de tierra. La segunda prueba, realizada en el mes de agosto del mismo año, resultó exitosa realizando un vuelo de 27 segundos que le permitió alcanzar una altura de 2200 metros y de esta manera probar los sistemas de propulsión y el de navegación, guiado y control, todos desarrollados en el país.
En este año también se hace pública la fase II del programa ISCUL que consiste en el desarrollo del lanzador Tronador III. Esta evolución comprende un lanzador de 2 etapas, la primera compuesta por 4 motores de 35 toneladas de empuje cada uno, alimentados con LOx y kerosene (KC1), una segunda etapa dotada con un motor hipergólico (MMH/NTO) de 3 toneladas de empuje, un peso al despegue de 90 toneladas, altura de 35 metros y capacidad de colocar hasta 1000 kg de carga útil en órbita baja terrestre (LEO)
Como resultado de la experiencia del VEx-1B, se decide saltear los modelos VEx-2, VEx-3 y VEx-4, pasando entonces a desarrollar el VEx-5A. Este vehículo estaba destinado a probar varios elementos nuevos. Sería el primero con dos etapas, ambas con sistema de alimentación presurizado, constando la primera de ellas de un motor de 11,5 toneladas de empuje que utilizaría oxígeno líquido y Kerosene como propelentes. La segunda etapa tendría un motor hipergólico de 3 toneladas de empuje, se probaría entonces por primera vez la separación de etapas. Si bien se intentó lanzar el vehículo en el año 2015, el VEx-5A fue finalmente lanzado el 20 de abril de 2017 sin poder cumplir la misión. A los 8 segundos del despegue se detuvo la alimentación del motor debido a que un incendio, provocado por una fuga de kerosene, afectó las válvulas de combustible con la consecuente caída del vehículo sobre la plataforma de lanzamiento.
Según se desprende de las declaraciones hechas por las autoridades de CONAE, el paso siguiente será avanzar directamente al modelo Tronador III Tecnológico. La base de lanzamiento de Capetina se desactivó, quedando en ese paraje el banco de ensayos de los motores de 10 toneladas, además de que actualmente se está trabajando en el montaje del banco para motores de 35 toneladas.
El panorama futuro de VENG no está claro. Por un lado, se habla de una posible colaboración con la empresa rusa NPO Energomash para adquirir motores rusos y conseguir transferencia tecnológica para el proyecto Tronador, por otro, el presupuesto de la empresa controlada por CONAE, que desde el año 2016 se encuentra bajo la órbita del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, comenzó a sufrir recortes. Hace pocos días se hizo pública una auditoría, pedida por el gobierno nacional, que la empresa europea Euroconsult está realizando sobre VENG, con la finalidad de analizar su viabilidad comercial. Se trata quizás de una medida que pondrá a prueba la fortaleza de una decisión soberana en el ámbito del desarrollo tecnológico-industrial.
Aún quedan muchos desafíos técnicos pendientes de resolver antes de construir el Tronador III Tecnológico. Si bien se ha logrado avances importantes en elementos críticos tales como el sistema de navegación, guiado y control, queda bastante trabajo por hacer en relación a los sistemas de estructuras y de propulsión. Lograr fabricar tanques de combustible livianos, y motores turboalimentados y refrigerados, son logros que VENG debe conseguir y para ello requerirá de más presupuesto y más tiempo.
Es muy probable que la fecha de la próxima prueba en vuelo prevista en el Plan de Acción 2018 de VENG, que define el primer vuelo del Tronador III Tecnológico para fines de 2019, no pueda cumplirse. Un cronograma realista podría necesitar de varios años más hasta alcanzar ese hito. Lograr el Acceso al Espacio autónomo requiere de mucho esfuerzo, recursos y una fuerte voluntad política que acompañe decididamente este desafiante objetivo.