El programa ruso de armamento para el periodo 2018-2025 incluye la construcción de un avión de combate de despegue vertical concebido para dotar a los futuros portaaviones del país.
El comandante de la Aviación Naval rusa, el general Igor Kozhin, ha revelado estos planes a los que el viceministro de Defensa, Yuri Borisov, se refirió hace unos días, aunque no con la contundencia con que ahora lo ha hecho Kozhin.
El comandante de la aviación naval se ha referido a este proyecto indicando que en la Armada rusa “necesitamos un avión como este”, y ha asegurado a la agencia pública de noticias Sputnik que los “trabajos de pruebas y construcción fueron incluidos en el programa estatal de armas 2018-2015”.
La misma fuente de noticias publicó la semana pasada unas declaraciones del viceministro Borisov reconociendo que el Ministerio “discute con los productores aeronáuticos la creación de un avión de despegue y aterrizaje más rápidos, tal vez, de despegue y aterrizaje vertical”. El político añadió que, de ejecutarse, “sería un desarrollo de la familia Yak, como es conocida la Oficina de Diseño Yakovlev.
El medio gubernamental recuerda que esta compañía cuenta con una gran experiencia en el desarrollo en este tipo de aviones de despegue y aterrizaje verticales. En concreto, en la segunda mitad del siglo XX, en plena era soviética, la empresa creó varios modelos de esta clase.
En 1963 voló por primera vez el Yakovlev Yak 36, un demostrador dotado de dos turbinas vectorizables que le permitían elevarse verticalmente. Sus enseñanzas sirvieron para que en 1970 realizase su primer vuelo el Yak-36M, del que se encargaron cinco prototipos. Unos años después, en 1976, el Yak-38 ya estuvo listo para operar por primera vez con la Aviación Naval soviética. Se construyeron en torno a 150 aviones de este modelo para su despliegue desde portaaviones.
Diseño soviético tras el F-35B
A mediados de los años setenta Yakovlev inició el programa del Yak-141, un desarrollo actualizado de los anteriores con el que la Unión Soviética pretendía hacer frente a los aviones Harrier británicos, con los que difería bastante. El nuevo aparato se elevó por primera vez horizontalmente a finales de los años ochenta. Sin embargo, el programa fue congelado en 1991 por problemas presupuestarios.
Lockheed Martin adquirió años después los planos y el diseño del Yak-141, que fueron empleados en el desarrollo del actual F-35B, el único avión de combate actual en producción capaz de elevarse y aterrizar verticalmente.
En la actualidad, entre los aviones de Yakovlev destaca el Yak-130, concebido como avión de instrucción que también puede emplearse como combatiente
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