Detalles de cómo Rusia se enfrenta a posibles situaciones de combate en temperaturas extremas.Prácticamente todo el arsenal del Ejército ruso, sean ya armas o maquinaría, está diseñado para aguantar temperaturas que van desde los 50 °C bajo cero hasta más de 50 °C sobre cero. Mientras que en el calor todo es más o menos llevadero, combatir bajo temperaturas negativas conlleva cambios serios de táctica y estrategia.
Las dificultades de atacar en invierno
Los expertos militares rusos consideran que las épocas más favorables para las posibles operaciones militares son los meses de invierno y verano. Esto se debe a que en estas épocas el suelo es más estable ya que está congelado o completamente seco. En primavera y otoño, el avance de las columnas militares se ve muy obstaculizado por el fango causado por las lluvias o el deshielo.
En invierno, sin embargo, es extremadamente difícil realizar grandes operaciones ofensivas, afirma Andréi Kots, experto militar de Sputnik, en un reportaje en ruso. Esto se debe a una serie de razones. La primera de ellas son los días más cortos. Las pocas horas de luz diurna reducen significativamente el tiempo disponible para que el comandante tome una acción decisiva.
La segunda razón que dificulta las operaciones de ataque en los meses más fríos es la abundancia de nieve en el suelo, lo que hace que las tropas sean obligadas a avanzar necesariamente por las carreteras. Al desplazarse en una formación estrecha, quedan más vulnerables a los ataques desde los flancos.
Un soldado de la Flota del Norte participa de unos entrenamientos durante el invierno. © Sputnik / Pavel Lvov En tercer lugar, una tormenta de nieve repentina puede cambiar drásticamente los planes de locomoción. La nieve que cae y se acumula es capaz de ocultar completamente algunos de los puntos de referencia predeterminados.
La cuarta razón por la que se hace más complicado atacar durante el invierno es la escasez de vegetación. Es mucho más difícil para las tropas desplazarse furtivamente por los bosques. Sin la cobertura de las copas de los árboles incluso un pequeño destacamento puede detectarse fácilmente desde el aire.
Y finalmente, en quinto lugar, las operaciones de combate en la estación fría suponen una sobrecarga de los servicios de retaguardia, la cual debe vestir y calzar a toda la agrupación, entregar a tiempo los combustibles y lubricantes de invierno a las unidades blindadas, así como enviar las municiones a las posiciones en el momento correcto.
Una ayudita del 'general Frío'
La historia ha demostrado repetidamente que los soldados se vuelven incapaces de combatir si no tienen un uniforme suficientemente cálido para enfrentar las temperaturas extremadamente frías de una confrontación invernal. De hecho, muchos investigadores creen que una de las razones de los fracasos del Ejército Rojo en la primera etapa de la Guerra de Invierno (1939-1940) es justamente el hecho de que las tropas finlandesas estaban mucho mejor abrigadas que las soviéticas.
Muchos hombres del Ejército Rojo fueron al combate con sus uniformes de verano. Ya en las primeras semanas del conflicto armado, miles de soldados del frente soviético volvieron a la retaguardia con los pies congelados. Las pérdidas totales por congelación alcanzaron el 8%, subraya Kots.
Francotiradores del Ejército Rojo en la Guerra de Invierno . © SputnikYa en diciembre de 1941, la escasez de uniformes de invierno se convirtió en un problema para los alemanes. A pesar del éxito inicial de la Operación Barbarroja —el plan de Hitler para invadir a la URSS—, las capacidades ofensivas de los nazis se agotaron con la llegada del invierno.
Además de que los tanques no arrancaban por las heladas severas, los soldados, uno tras otro, se quedaron fuera de combate debido a las enfermedades causadas por el frío. Hitler esperaba terminar la guerra antes de que empezara la época de las bajas temperaturas, por lo que no se les ocurrió a sus generales proporcionar uniformes abrigados a las tropas.
No hay duda de que las divisiones siberianas, las cuales fueron transferidas oportunamente al frente, desempeñaron un papel decisivo en la victoria del Ejército Rojo en la batalla de Moscú. Sin embargo, tampoco se puede negar que el 'general Frío' tuvo un importante rol en la exitosa contraofensiva soviética, considera Kots.
La ventaja de la defensa
Desde un punto de vista táctico, durante el invierno es mucho más fácil defenderse que atacar. Los defensores del Ártico soviético se destacan particularmente en este sentido. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes intentaron romper las líneas defensivas de las tropas del Frente de Carelia desde 1941 hasta 1944, pero no lograron ningún éxito significativo.
Soldados soviéticos del Frente de Carelia en una incursión en la retaguardia del enemigo el noviembre de 1941. © Sputnik / Georgy Zelma En los inviernos, no era raro que la temperatura bajara a menos de 30 ºC bajo cero en la región y el Ejército Rojo, acostumbrado al clima, estaba mejor preparado para las heladas severas. En las batallas, algunos investigadores y saboteadores soviéticos realizaron largas incursiones en la retaguardia del enemigo, llegando a sobrevivir durante meses en los bosques cubiertos de nieve.
Las armas árticas de Rusia
A día de hoy, el Ejército de Rusia está listo para combatir tanto en climas cálidos, como fríos. La formación más "resistente a las heladas" se considera la Flota del Norte, la cual a partir del 1 de enero de 2021, se ha convertido en la única flota en la historia de Rusia dotada de los poderes de un distrito militar.
El área de responsabilidad de esta flota se extiende desde Múrmansk, una ciudad portuaria en el noroeste del país, hasta Anadyr, la ciudad más oriental de Rusia. ¡Son más de 5.000 kilómetros! Las condiciones son desafiantes, pero el Ártico tiene una innegable importancia estratégica para Rusia, apunta Kots.
La región cuenta con una red de instalaciones militares que protegen a soldados y oficiales de las temperaturas extremadamente severas. Todos los edificios están construidos sobre pilotes enterrados en el permafrost. La conocida base Trébol Ártico, en el archipiélago de Tierra de Francisco José, se encuentra bajo el mando de la Flota del Norte. En ella sirve una guarnición de 150 personas, la mayoría de ellas oriundas de las regiones norteñas de Rusia, que ya están acostumbradas al clima frío.
La base rusa Trébol Ártico. © Foto : Ministerio de Defensa de RusiaEl equipamiento militar también se selecciona especialmente para el clima. Las fuerzas costeras de la Flota del Norte en breve recibirán los tanques T-80BVM, por ejemplo. La principal ventaja 'ártica' de esta máquina es su motor de turbina de gas, el cual arranca mucho más fácil y rápidamente en el frío severo que los motores diésel.
Tanque ruso T-80. © Sputnik / Pavel LisitsinAdemás, las unidades árticas cuentan con tractocamiones, vehículos todoterreno, sistemas de defensa aérea y vehículos blindados de transporte de personal adaptados a las bajas temperaturas. Por si no fuera suficiente, los soldados de la 80.ª brigada separada de fusileros motorizados, desplegados en el pueblo de Alakurtti, en la región de Múrmansk, cuentan también con trineos propulsados por renos y perros para desplazarse por la nieve.
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