El arma se llama railgun, cañón de raíles o cañón raíl y las balas que dispara no requieren ni pólvora ni explosivos.
El tubo aloja dos raíleselectromagnéticos que aceleran un proyectil hasta que sale de la boca del arma a 7.242 km/h, más de dos kilómetros por segundo. Los proyectiles pesan sólo 9,5 kg y pueden atravesar siete planchas de acero de 5 cm de ancho, donde dejan un agujero de 13 centímetros de diámetro en cada una.
Dicho de otra manera: cabalgando esta bala darías la vuelta al mundo en cinco horas y media. Mientras en un cañón convencional, la bala pierde aceleración momentos después de la ignición de la pólvora, en un cañón raíl el proyectil gana velocidad a medida que avanza por el tubo de 9,7 metros de largo.
Es un meteorito”, dice el periodista de The Wall Street Journal que ha podido asistir a una presentación reservada del cañón raíl.
"Cambiará la forma en que luchamos", dice el almirante Mat Winter, jefe de la Oficina de Investigación Naval de los EE.UU.
El Pentágono espera que esta nueva tecnología mantenga la ventaja de los EE.UU. con respecto a Rusia y China en el campo de batalla y que les permita transformar la estrategia militar actual en su beneficio.
Ofensiva y defensiva
Al iniciar el programa del cañón raíl, la Marina de los EE.UU. quería un arma ofensiva muy potente para traspasar la coraza de barcos y tanques enemigos y arrasar bases terroristas a distancia. El Pentágono quiere ahora desarrollar su potencial para relevar a los actuales (y caros) sistemas de misiles antimisiles con una opción más barata y eficiente. Esta versión interceptora del cañón raíl no estará lista hasta dentro de diez años.
No es una preocupación vana. Los EE.UU. ha mantenido su dominio militar en el último cuarto de siglo gracias a sus armas de precisión y bajo riesgo de pérdidas humanas (para ellos), como misiles y bombas guiadas, sistemas de intercepción de misiles y los drones.
El monopolio de la precisión está a punto de acabar. China ya perfecciona un misil balístico antibuques. Rusia ha impresionado a los militares norteamericanos con la potencia y precisión de los misiles de crucero desplegados en Siria y la puntería de su artillería en Ucrania.
El cañón raíl es una de las respuestas a esta preocupación y el Pentágono ya ha invertido 450 millones de euros los últimos diez años. Ahora quiere gastar otros 720 millones más para pulir el sistema y adaptarlo a los cañones de su artillería y de su Marina donde sea posible.
Enchufado a la corriente
El arma todavía tiene que superar muchos obstáculos técnicos antes de ser plenamente apta para el combate.
Proteger el desarrollo de esta arma es la primera dificultad. China y Rusia ven el cañón raíl y otros avances en la defensa antimisiles de los EE.UU. como una grave alteración del equilibrio de fuerzas en su contra. Los hackers chinos y rusos tienen el cañón raíl como prioridad, según la Defensa de los EE.UU., y ya han intentado penetrar en los sistemas informáticos del Pentágono y de sus proveedores para birlar los secretos de la nueva arma.
Técnicamente, uno de los problemas del cañón raíl es el consumo. Simplificando, es un electrodoméstico: funciona enchufado a la corriente. Pero no cualquier corriente, sino una planta que genera 25 megavatios, potencia con que pueden abastecerse 18.750 familias. Sólo un barco de la Armada, el crucero de combate clase Zumwalt, tiene hoy tal capacidad. El primero de estos buques entró en servicio la semana pasada.
El otro problema es la precisión. Golpear un misil con una proyectil es todavía un gran desafío. El cañón raíl ha mejorado esta capacidad gracias a a los avances civiles en supercomputación que aplica para apuntar el arma y a la tecnología de los teléfonos inteligentes para guiar el proyectil mediante el GPS.
Otras prestaciones de la nueva arma son, sencillamente estratosféricas. Los actuales cañones de seis pulgadas (15 cm) de la Marina de los EE.UU. tienen un alcance de 24 km. Los de 16 pulgadas (40 cm) de los acorazados de la II Guerra Mundial podían disparar a 40 km y penetrar nueve metros de hormigón. El cañón raíl llega a 200 km y tiene una penetración cinco veces superior.
No hay casi nada que pueda parar la bala de un cañón electromagnético.
Una idea de 1980
El cañón raíl fue propuesto por primera vez dentro de la Iniciativa de Defensa Estratégica o “Guerra de las Galaxias”, un plan medio fantástico medio real impulsado por Ronald Reagan que sirvió para asustar y desanimar a los soviéticos. El problema del cañón raíl de 1980 era que el tubo y el sistema electromagnético tenían que sustituirse después de cada tiro.
Además de la velocidad, el cañón raíl tiene la ventaja de la capacidad. Un destructor típico de la US Navy carga un máximo de 96 misiles de crucero, ofensivos o interceptores. Un destructor artillado con un solo cañón raíl podrá disparar diez veces por minuto. El tubo y los raíles serán útiles para 1.000 tiros. Su potencia de fuego sería más duradera y se ejecutaría a un ritmo más rápido
También tiene bastante la diferencia de precio entre un misil interceptor (diez millones de dólares) y una bala de cañón raíl, cargada con metralla de tungsteno: entre 25.000 y 50.000 dólares. Una ganga letal.
Fuente: El Nacional
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