Por: Edgardo Aguilera
El Gobierno firmará antes de la segunda vuelta electoral un contrato para adquirir aviones de combate supersónicos israelíes. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el representante del grupo estatal Israel Aerospace Industries (IAI) celebran mañana el acto oficial de firma en el salón Belgrano del edificio Libertador, sede del ministerio. Tocó a Rossi, el último ministro del período kirchnerista, la definición del sustituto para el Mirage. La decisión llega tarde porque Nilda Garré dejó pasar el momento económico más favorable del país, cuando llovían dólares por la soja, para elegir un reemplazo con mejores capacidades que el aparato finalmente seleccionado por la Fuerza Aérea.
Los Mirage, de origen francés, veteranos de la Guerra de Malvinas, se despidieron de la actividad operativa en Santa Cruz el 3 de septiembre pasado y el país quedó sin la capacidad de interceptación supersónica (ver nota aparte).
El 11 de septiembre, Cristina de Kirchner aumentó el gasto público a través del Decreto Nº 1775, incluyó sumas adicionales a las aprobadas en el Presupuesto original 2015 por 21.826 millones de pesos, de los cuales para el año 2016 y 2017, hay 2.158 millones para la incorporación de "Aeronaves Supersónicas II". Esta suma sería una ampliación de la que se fijó en la Ley de Presupuesto Nacional de 2014 para el mismo fin y que no fue ejecutada.
Los Mirage, de origen francés, veteranos de la Guerra de Malvinas, se despidieron de la actividad operativa en Santa Cruz el 3 de septiembre pasado y el país quedó sin la capacidad de interceptación supersónica (ver nota aparte).
El 11 de septiembre, Cristina de Kirchner aumentó el gasto público a través del Decreto Nº 1775, incluyó sumas adicionales a las aprobadas en el Presupuesto original 2015 por 21.826 millones de pesos, de los cuales para el año 2016 y 2017, hay 2.158 millones para la incorporación de "Aeronaves Supersónicas II". Esta suma sería una ampliación de la que se fijó en la Ley de Presupuesto Nacional de 2014 para el mismo fin y que no fue ejecutada.
El número comenzará a ser realidad si el contrato entre Rossi y la IAI llega a la instancia de firma del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Es el requisito legal que formaliza la operación y compromete a la Argentina y al próximo Gobierno a cumplir con la obligación contraída con la contraparte, el grupo estatal hebreo Israel Aerospace Industries Ltd.
La letra detallada del contrato por más de 220 millones de dólares está a resguardo de la vista pública, confidencialidad habitual en temas de defensa. Comprende la compra de 14 aeronaves Kfir de la versión C-10, dos son biplaza (para entrenamiento) más un programa de sostén logístico y mantenimiento por 5 años a cargo del vendedor IAI.
Esta última cláusula hizo ruido en las filas de la Fuerza Aérea y también en el personal de la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) porque limitaría la participación de la mano de obra nacional aunque sí recibirán instrucción para esas tareas.
La negociación tiene un anexo que los israelíes resistieron. Defensa pidió, a modo de offset, el compromiso de IAI en la comercialización de 30 jets entrenadores Pampa III en el portfolio de sus clientes más la compra de partes de material compuesto producidas por FAdeA. El Pampa III es la última versión del entrenador, el primer ejemplar se presentó en la feria "Defensa de la Industria" el 23 de septiembre pasado con aviónica digital provista por la empresa israelí Elbit Systems.
En la Fuerza Aérea había opiniones que preferían un fuerte estímulo de recursos y trabajo en la producción rápida del Pampa III en lugar de la transición de comprar un avión viejo (el diseño tiene 40 años) aunque modernizado como el Kfir. La ventaja estratégica del Kfir es que su vendedor, Israel, no suele ser permeable a las presiones internacionales que buscan limitar el sostén logístico al país comprador en caso de conflicto armado. La eterna tensión en el Atlántico sur por las Malvinas encuadra la preferencia por el producto israelí, en la visión de los halcones.
Una vez que Aníbal F. firme el contrato, el primer avión Kfir llegaría al país recién en 18 meses. Rareza de la política criolla que una administración firme y la siguiente se lleve el rédito del corte de cintas. Claro, si es Daniel Scioli, capitalizará la continuidad. El trámite de contar con los 14 aparatos tiene que pasar por otro filtro, el visto bueno de los Estados Unidos. La planta motriz del Kfir, el turborreactor General Electric J79, es de origen estadounidense; la transferencia a terceros países debe ser autorizada por el Gobierno norteamericano.
Otra valla en la oferta de los hebreos es la consulta formalizada semanas atrás a los Estados Unidos por la disposición y precio de un escuadrón (12 aviones) de cazas F-16 Fighting Falcon para la Fuerza Aérea Argentina. Si Barack Obama da luz verde al traspaso de los motores que equipan al Kfir, estaría limitando la posibilidad de satisfacer el interés de una exportación millonaria, la del escuadrón de los F-16.
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