Aunque habíamos adelantado que Exponaval se perfilaba como el marco perfecto para relevar el nombre del reemplazante del misil Sea Wolf en las fragatas Tipo 23 chilenas, no resultó así y la feria no ha sido, finalmente, el lugar donde se despejaría una de las grandes incógnitas del mercado de armas en Sudamérica. Tampoco hubo indicios claros respecto a una fecha para el anuncio, pero el evento sí nos permitió ahondar en algunos aspectos interesante.
En cuanto al valor del proyecto, hemos podido confirmar que la cifra total asignada es de MUS$180, monto en el cual deben encuadrarse las ofertas. Recordemos que nuestra estimación era un mínimo de MUS$173, estimada como la cifra más probable y un máximo de MUS$231, ambas cifras obtenidas de comparaciones con el proyecto de modernización de las fragatas ANZAC de Nueva Zelanda . También pudimos reunir datos adicionales respecto a las alternativas de solución que están en competencia.
La difundida con más detalles corresponde a BAE Systems, con el sistema de combate DNA, el radar ARTISAN y el misil Sea Ceptor de MBDA. Lo que no se había divulgado era la oferta de Lockheed Martin Canadá que incluye, con seguridad, el sistema de combate CMS-330 y probablemente el radar TRS 4D, en su versión de antena rotatoria similar al embarcado en el “Littoral Combat Ships” norteamericano.
El misil es también el “Sea Ceptor” de MBDA. No hay mayores novedades respecto a la oferta de IAI, la cual comprende al misil Barak 8 asociado al radar ELM-2248 MF-STAR y a un Sistema de Combate de la misma IAI.
En un artículo anterior hacíamos referencia al riesgo asociado al cumplimiento de la meta de tener los sistemas operativos a bordo de las tres fragatas dentro del plazo comprometido. Sobra decir que el sistema ESSM está absolutamente maduro y probablemente por costos no está compitiendo. La oferta del gobierno norteamericano por un valor de MUS$140 que incluye ILS aún está vigente. Pero, ¿cuál es el costo adicional que Chile debería asumir para incorporar este misil? Estimamos que esta cifra es al menos MUS$ 15,00, considerando sistemas de combate y radares de más de MUS$ 9,00 en promedio. La cifra en sí misma es alta y puede ser más alta aún, pero minimiza riesgos. En contra juega el ambiente hostil a las inversiones en defensa producto de la caída del precio del cobre y otros factores ya comentados.
Por otra parte la reciente incorporación del misil MM-40 Block III en una unidad de la Escuadra, que aparentemente no implica el abandono del sistema HARPOON en las restantes, dice mucho de la disposición de la autoridad civil para atender los requerimientos de las Fuerzas Armadas, aún en estas difíciles circunstancias.
Respecto a la participación de la industria nacional, se mantiene lo que informamos anteriormente, en el sentido que el “Prime System Integrator”debe considerar la participación de la empresa ASMAR, propiedad de la Armada, para los trabajos en astillero y SISDEF, propiedad de ASMAR, para la integración del Data Link nacional. Todo parece indicar que no habrá una participación adicional de más envergadura por parte de las empresas chilenas. (Roberto Sandoval)
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