CORRIENTES. Actualmente en Corrientes hay unos 1500 efectivos de fuerzas federales para custodiar la frontera fluvial con Paraguay, que tiene una extensión en esa provincia de 376 kilómetros. Durante este año está previsto un importante despliegue adicional de unidades. Según anunció el ministro de Seguridad correntino, Horario Ortega, tras reunirse con el director nacional de Seguridad de Fronteras, Jaime Ugarte, se dispondrá de 13.000 efectivos entre la policía provincial y las fuerzas federales.
Esa reorganización empezará en las próximas semanas y se completará a fin de año con la asignación de 6000 integrantes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura para incrementar la custodia de una frontera compleja, no sólo por las dificultades geográficas que presenta el río Paraná, sino también por una cultura del contrabando que en muchos casos se asimiló al narcotráfico.
En marzo próximo se oficializará una nueva estrategia para el combate contra el narcotráfico en esa zona, donde desde enero opera la Región Norte de Prefectura, que abarca 1066 kilometros de frontera fluvial de los ríos Paraná y Paraguay. Desde Pilcomayo, Formosa, hasta Puerto Iguazú, Misiones.
En esa franja la Prefectura cuenta con 55 bases en las márgenes de esos dos ríos. La región norte de Prefectura es dirigida por el prefecto mayor Raúl Groh y tiene su base principal en Corrientes. Desde allí se pretende tener una visión más profunda del problema de la porosidad de una frontera líquida que esconden tantos misterios como escondites para el contrabando de marihuana desde Paraguay, que es el principal productor de esa sustancia en América del Sur.
El Gobierno adquirió a Israel cuatro lanchas para el patrullaje costera, que se utilizarán en el río Paraná con el fin de combatir el tráfico de marihuana. Estas lanchas estarán artilladas en proa y en popa con un cañón Typhoon con proyectiles de 25 mm y un sistema Oerlikon de 20 mm, además de contar con dos ametralladoras calibre 50.
Itatí es el cruce más conocido para los traficantes de drogas y donde operan las organizaciones más desarrolladas de contrabando de marihuana, pero hay otros pueblos donde el tráfico también es incesante, como Itá Baté y San Cosme, ubicado a unos 20 kilometros de Itatí.
En noches sin luna
La droga se acopia en las islas del lado paraguayo, entre la espesura de una selva cerrada, casi inaccesible. De noche se hacen los cruces de la droga por el río. Los maleteros eligen noches oscuras, sin luna. Hay tantos riachos y arroyos que la zona es un laberinto de agua, donde el lugareño sabe por dónde ir y dónde esconderse ante una persecución.
"Si al bagayero lo atrapan las fuerzas de seguridad es condenado a muerte por los narcos", cuenta un efectivo de Prefectura. La traición se paga caro, pero los cuerpos nunca aparecen en Itatí, sino del otro lado, en Paraguay, un territorio donde parece estar garantizada una mayor impunidad.
En Itatí hubo un solo homicidio en 2016. Fue el 7 de julio pasado cuando fue asesinado de un disparo Miguel Zalazar, en el barrio 9 de Julio, quien trabajaba para una banda narco. Se desplegó entonces un operativo de saturación en esa ciudad, donde unas horas después apareció abandonado un VW Fox con 749 kilos de marihuana. Las autoridades interpretaron que los narcos entregaron ese vehículo cargado con droga para que las fuerzas de seguridad se fueran de Itatí "sin las manos vacías".
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