El reconocimiento aéreo permitió detectar que restan unos 20 kilómetros de grieta para que la masa de hielo se fracture totalmente y se desprenda hacia el mar y, según estimaciones realizadas por el IAA, la superficie desprendida sería de unos 5.900 kilómetros cuadrados, unas 30 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires
Plataforma Larsen
Esta dinámica de fractura y desprendimiento de enormes masas de hielo alteran el balance entre el agua contenida en el hielo continental de la Antártida y el océano circundante, motivo por el cual los científicos siguen con preocupación la estabilidad de las plataformas de hielo, principalmente en la región de la península antártica, y analizan sus causas y evolución ante la posibilidad de que pueda estar vinculado al cambio climático global, aunque aún no hay conclusiones.
El vuelo, realizado en el marco de las actividades de apoyo logístico a la actividad científica que desarrolla la Fuerza Aérea a través de la Dirección de Asuntos Antárticos, se realizó hacia la grieta que evoluciona en la región oriental de la Península Antártica, a unos 500 km al sur de la Base Marambio.
La comitiva se trasladó en un avión bimotor DHC-6 Twin Otter matrícula T-87, de la Escuadrilla Antártica de Vuelo Águila, apostado en la Base Marambio y perteneciente a la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia.
A partir del requerimiento del Instituto Antártico Argentino – Dirección Nacional del Antártico (DNA), el organismo de la cancillería argentina que coordina y ejecuta las actividades científicas y el Plan Anual Antártico, junto a las Fuerzas Armadas, científicos y tripulantes comenzaron a planificar el vuelo en la Base Marambio.
La operación requirió una planificación cuidadosa, ya que la distancia a recorrer era superior a 1.000 kilómetros de ida y vuelta, lo que demandó la instalación de un tanque auxiliar interno de combustible para que el trayecto se efectúe de manera autónoma sin escalas de reaprovisionamiento para realizar el relevamiento fotográfico sin inconvenientes.
Además del estudio de la zona de reconocimiento de Larsen C, analizando imágenes satelitales y estableciendo puntos de coordenadas de vuelo, se contó con el apoyo del Centro Meteorológico Marambio, dependiente del Servicio Meteorológico Nacional, ya que era necesario tener buenas condiciones meteorológicas durante la misión
La operación requirió una planificación cuidadosa, ya que la distancia a recorrer era superior a 1.000 kilómetros de ida y vuelta, lo que demandó la instalación de un tanque auxiliar interno de combustible para que el trayecto se efectúe de manera autónoma sin escalas de reaprovisionamiento para realizar el relevamiento fotográfico sin inconvenientes.
Además del estudio de la zona de reconocimiento de Larsen C, analizando imágenes satelitales y estableciendo puntos de coordenadas de vuelo, se contó con el apoyo del Centro Meteorológico Marambio, dependiente del Servicio Meteorológico Nacional, ya que era necesario tener buenas condiciones meteorológicas durante la misión
Como observador científico del vuelo a la grieta participó el jefe del Departamento de Glaciología del IAA, Sebastián Marinsek, y el licenciado Carlos Bunge, de la DNA.
El sobrevuelo, que duró más de cinco horas y atravesó el Círculo Polar Antártico, formó parte del proyecto "Balance de masa y dinámica de glaciares en la Península Antártica", incluido en el plan anual técnico y de servicios 2016/17 de la DNA.
La escuadrilla Águila mantiene una aeronave DHC-6 Twin Otter y a su tripulación durante todo el año en Marambio, con capacidad de vuelo para efectuar un servicio de transporte de pasajeros y carga interbases, misiones de apoyo logístico a la actividad científica nacional e internacional, evacuaciones sanitarias y operaciones SAR (Búsqueda y Salvamento) dentro de su área de cobertura
El avión se cambia de acuerdo a las necesidades de mantenimiento y las tripulaciones rotan cada tres o cuatro meses, con la posibilidad de que la mayor cantidad de tripulantes adquieran la experiencia de operar en la Antártida
La misión científica tuvo alcance mediático nacional y trascendencia internacional, dada la importancia de la observación y la posibilidad que tiene la Argentina de acceder a sitios tan remotos, gracias al esfuerzo conjunto de científicos y personal de las Fuerzas Armadas y a la presencia ininterrumpida de nuestro país en la Antártida, que sostiene seis bases permanentes y siete transitorias.
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