"Exigimos a las partes suspender el despliegue y de esa forma impedir que se siga un camino erróneo", dijo ante la prensa en Beijing el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang.
"Es un desafío más para Rusia y vamos a estudiarlo, el Estado Mayor llevará a cabo un análisis, sacará conclusiones y presentará a las autoridades propuestas de medidas de respuesta", adelantó a la agencia Ría Nóvosti el presidente del comité de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Víctor Ózerov.
Como es habitual, Pyongyang anunció 24 horas después y con bombos y platillos el lanzamiento simultáneo de los cuatro misiles que cayeron cerca de las costas de Japón y que se probaron bajo la dirección del líder norcoreano, Kim Jong-un, en medio de una ola de repudio internacional.
Norcorea fue más allá de la confirmación y anunció además que sus disparos de misiles balísticos son un ejercicio con vistas a golpear las bases de Estados Unidos en Japón.
En imágenes del lanzamiento difundidas por el diario estatal "Rodong Sinmun" y la televisión norcoreana puede observarse a un Kim Jong-un muy sonriente, rodeado de militares, mientras sigue de cerca el despegue de los misiles.
Un sonriente Kim Jong Un tras el lanzamiento de misiles hacia Japón. / AP
El nuevo desafío de Pyongyang tuvo una reacción inmediata. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el presidente de EEUU, Donald Trump, mantuvieron una conversación telefónica a primera hora de la mañana de Japón y coincidieron en que Corea del Norte acaba de entrar en una "una nueva fase de amenaza".
El escudo antimisiles
Un portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano indicó que los primeros componentes de las baterías llegaron ayer a la base de Osan, 70 kilómetros al sur de Seúl,
Soldados de Corea del Sura durante el despliegue del escudo antimisiles THAAD en Pyeongtaek (Surcorea) / EFESeúl y Washington han decidido que el THAAD estará completamente instalado para final de este año en un terreno situado al norte de la ciudad de Seongju (centro del país) y unos 300 kilómetros al sureste de Seúl.
Los planes para desplegar este año el THAAD han indignado no sólo a Corea del Norte, pero también a China y Rusia, que ven el poderoso sistema de radares como una amenaza de seguridad.
FUENTES:AGENCIAS
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