Durante una audiencia de la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, el vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Paul J. Selva, acusó el miércoles a Rusia de desplegar un misil crucero que se dispara desde tierra, algo que, agregó, viola “el espíritu e intención” del tratado de armas nucleares.
“Creemos que los rusos lo desplegaron con la intención de representar una amenaza para la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y para las instalaciones dentro de la zona de responsabilidad de la OTAN”, indicó.
Creemos que los rusos lo desplegaron con la intención de representar una amenaza para la OTAN y para las instalaciones dentro de la zona de responsabilidad de la OTAN”, afirmó el vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el general Paul J. Selva.
Se trata de la primera acusación pública lanzada por parte del Ejército estadounidense sobre el despliegue del misil, un mes después de informes de que señalaban que Rusia había desplegado secretamente en su frontera occidental un misil de crucero SSC-8 (que se dispara desde tierra) que había estado desarrollando y probando durante varios años.
Según Selva, la actuación rusa supone una infracción del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio de 1987 (INF, por sus siglas en inglés), por el que se prohíben todos los misiles de crucero con base en tierra con alcance de entre 500 y 5500 kilómetros. El tratado fue un referente en el control de armas durante los últimos años de la Guerra Fría.
Selva agregó que Washington ya había tratado el tema con Moscú, aunque no precisó cuál sería la opción barajada por EE.UU. si las discusiones no dan fruto alguno, según recogió la agencia británica Reuters.
Los comentarios se produjeron días después de que las autoridades rusas hicieran saber que su Ejército había realizado las pruebas de un novedoso misil de largo alcance, además de querer actualizar las fuerzas submarinas y equipar sus sumergibles nucleares con sistemas de misiles de crucero Kalibr.
Rusia siempre ha negado haber violado el tratado, que contribuyó a terminar la Guerra Fría, además, recuerda que sus medidas son una respuesta a las provocadoras maniobras militares conjuntas entre EE.UU. y la Alianza Atlántica cerca de las fronteras occidentales rusas, pues lo considera una amenaza a su seguridad nacional.
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