•AVIONES DE ENTRENAMIENTO, BUQUES DE PATRULLA Y ARMAS DE INFANTERÍA
Se trata de u$s 20 millones de adelanto para avanzar con la operación de los 12 aviones Texan II y autorizaciones para endeudamiento para compras futuras en la Armada, entre otras.
EDGARDO AGUILERA
El presidente Mauricio Macri cumplió (parcialmente) la promesa que había hecho a la cúpula militar en la cena de camaradería de modernizar y equipar a las FF.AA. Estampó su firma acompañada por la totalidad del gabinete al decreto de necesidad y urgencia (DNU 595/17) que autoriza un endeudamiento plurianual para comprar navíos patrulleros, aviones de entrenamiento y de transporte táctico, además de pistolas y rifles de asalto.
El texto de la norma establece que resulta necesario autorizar la realización de las operaciones de crédito público correspondientes a los proyectos
"Adquisición de Patrulleros Oceánicos OPV", "Adquisición de Aeronaves Beechcraft T-6 Texan, Motores Aeronáuticos Turbohélice PT6A-68 y Soporte Adicional", "Recuperación de las Capacidades de Transporte Aéreo de las Fuerzas Armadas Argentinas - Aviones Transporte Mediano" y "Suministro de Pistolas calibre 9x19, Rifles de asalto y Know-How", teniendo en cuenta su trascendencia para la atención de los requerimientos inherentes a la defensa nacional, así como para el "Programa de Apoyo al Sector Público Sanitario II (Prosepu II)".
El caso más urgente era darle paraguas formal a una erogación de más de 20 millones de dólares que libró el jefe aeronáutico Enrique Amreim (compensando partidas internas) para integrar el adelanto de 57 millones sobre una operación de alrededor de 160 millones por 12 aviones Beechcraft Texan II. El monto en juego excedió las atribuciones para contratar que tiene un jefe militar y por eso Amreim recibió una observación de la Sindicatura General de la Nación (Sigen).
Ahora, la autorización de endeudamiento conocida ayer en el DNU habría enderezado el trámite observado a Amreim. El apuro por adquirir los aparatos estadounidenses fue un gesto de la Casa Rosada hacia la administración de Barack Obama cuando Susana Malcorra orientaba al Gobierno de Cambiemos tras la continuidad del partido demócrata en la Casa Blanca, que no sucedió.
La decisión de dar luz verde para tomar créditos destinados al reequipamiento llega en coincidencia con el estreno de Oscar Aguad en el cargo de ministro de Defensa. Oxígeno político para un alicaído sector que no ha tenido incorporaciones de envergadura desde la década del 90. La última gran compra (1992) fue una treintena de cazabombarderos A4-AR Fightinghawk a los Estados Unidos por unos 280 millones de dólares, hay sólo 4 en condiciones de vuelo. En la administración Kirchner hubo adquisiciones modestas, 10 aviones de adiestramiento Grob TP 120 de origen alemán por casi 12 millones de euros y dos helicópteros MI-17 de origen ruso para operaciones antárticas que costaron 15 millones de dólares. No se entendió el porqué de aumentar la flota de entrenadores sumando los 12 Texan, aún impagos, a los 10 Grob TP 120 que tienen sólo 4 años de uso, amén de una contratación vía leasing de 8 aparatos ultralivianos Tecnam. Un gran parque aéreo destinado a la formación de pilotos que al término del ciclo no cuentan con aviones de combate. La Fuerza Aérea perdió la capacidad de interceptación supersónica luego de la desprogramación del Mirage y este Gobierno decidió no reemplazarlos.
A la Armada se le abre la puerta para sumar 4 buques del tipo OPV (acrónimo inglés de Offshore Patrol Vessel), patrulleros costa afuera con una previsión de endeudamiento por 362 millones de euros en 3 años. Los marinos evaluaron ofertas y su preferencia está del lado de Francia. El astillero DCNS hizo su presentación tras una serie de contactos al más alto nivel; el paso inicial ocurrió durante la visita al país que hizo en febrero de 2016 el entonces presidente francés François Hollande.
El clima entusiasta ganó el ambiente de los uniformados tras conocerse el DNU, pero se diluyó con otra novedad.
El ministro Aguad instruyó a los jefes militares en las previsiones presupuestarias para el año entrante. El techo del presupuesto para 2018 debe ser el 50 por ciento de lo asignado en 2107. ¿Cómo funcionar con la mitad del dinero? La respuesta carcome el alto mando castrense; no hay otro camino que una reforma (achique) drástica en estructura y misiones operativas. Quizá ese escenario tiene que ver con el perfil del viceministro elegido por Aguad. Horacio Chighizola, de él se trata, secretario de Estrategia y Asuntos Militares, es un radical con expertise en los números y manejo de la diplomacia.
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