Estados Unidos quiere tener listo en 2021 un arma láser para sus aviones de combate. Con este objetivo el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL, por sus siglas en inglés)
ha adjudicado un contrato de 26,3 millones de dólares a Lockheed Martin para “el diseño, el desarrollo y la producción de un láser de fibra de alta potencia”, de acuerdo con la información facilitada por la propia compañía.
Si no hay contratiempos, el ingenio será probado en un avión de combate táctico dentro de cuatro años. De momento, como explica el investigador principal de sistemas de armas láser de Lockheed Martin, Rob Afzal, la compañía ya ha demostrado su capacidad “de usar energía dirigida contra amenazas desde el suelo”. Ahora, añade, “esperamos las futuras pruebas desde el aire como parte del sistema Shield”. Shield son las siglas en inglés del programa de Demostrador Láser de Alta Energía de Autoprotección del AFRL.
Este programa incluye tres subsistemas. Uno, denominado Strafe, se encargará de controlar el haz que dirigirá el láser sobre el objetivo. El segundo, denominado LRPD, es el receptáculo montado en el avión donde se alimentará y enfriará el láser. Y el tercero, conocido como Lance, es el láser en sí mismo.
El reto pasa ahora en gran medida por conseguir desarrollar un Lance lo suficientemente compacto y de alta eficiente para superar las restricciones de tamaño, peso y potencia impuestas por su uso en una plataforma aérea.
Lockheed Martin lleva más de cuarenta años trabajando en el desarrollo de sistemas de armas láser. Afzal destaca que a principios de este mismo año “hemos entregado un láser de 60 kW para ser instalado en un vehículo terrestre del Ejército de EE UU”. El investigador reconoce que llevar un sistema láser a una plataforma aérea, como se les ha encargado ahora, “es un desafío completamente nuevo”.
Afzal describe como “emocionante ver cómo esta tecnología madura lo suficiente como para ser implementada en un avión”.
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