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lunes, 18 de diciembre de 2017

Hwasong 15, el mayor misil balístico construido en Corea del Norte

El pasado 28 de noviembre la República Democrática Popular de Corea, más conocida como Corea del Norte, lanzó el mayor misil balístico intercontinental (ICBM) desarrollado hasta ahora por aquel país. 

Ese nuevo vector, denominado Hwasong 15 (HS-15), supone un importante avance en materia de cohetes intercontinentales. Tan pronto como esté plenamente disponible, podría incorporar ojivas termonucleares y establecer así una disuasión creíble frente a los Estados Unidos.

Ante este último desafío, la respuesta de Corea del Sur y de los Estados Unidos fue iniciar maniobras aéreas conjuntas a gran escala en la zona. Las pruebas de misiles y el desarrollo continuado del programa nuclear de Corea del Norte, ambos íntimamente ligados, están contribuyendo de manera alarmante al aumento de la tensión en área del Asia Pacífico. 

Según Pyongyang, el nuevo misil, cuando sea lanzado en una trayectoria de máximo rango, puede alcanzar cualquier lugar de los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre ateniéndonos a las informaciones distribuidas por fuentes coreanas, con una trayectoria optima y a tenor de la distancia recorrida, el misil puede exceder los 13.000 kilómetros; y esto supondría una mejora significativa en la capacidad de Corea del Norte para atacar el territorio continental de los Estados Unidos. Se estima que su sistema de propulsión dispone de un 170% más de empuje cuando se compara con su antecesor el FS-14; todo ello, se debería al empleo de un nuevo sistema de motores que comprenderían doble cámara de combustión, capaces de incrementar notablemente el empuje durante el despegue.


De igual manera, el sistema incorporaría nuevo control vectorial y corrección de velocidad, lo que contribuiría a aliviar el uso de motores de dirección utilizados hasta ahora en los modelos anteriores. Otro aspecto importante del HS-15, sería el generoso cono de punta, cuya mayor capacidad le permitiría mayor carga útil y posiblemente acomodar un nuevo vehículo de reentrada. Este nuevo misil de Corea del Norte, sería en realidad bastante similar al Titan Norteamericano de los años sesenta. Tras el lanzamiento del Hwasong 15, el comunicado de la televisión norcoreana difundió la noticia diciendo que el país había cumplido con la gran causa histórica de completar la fuerza nuclear estatal. Por su parte, el líder norcoreano Kim Jong-Un, calificó el lanzamiento del cohete de impecable y de gran avance, muy en línea con la retórica oficial del régimen norcoreano.


Las reacciones occidentales no se hicieron esperar, a las condenas de la mayoría de los países del mundo, se unen las de Naciones Unidas. Mientras, la tensión crece en la zona y afectan en mayor medida a países como Japón y la propia Corea del Sur, los Estados Unidos y sus aliados siguen estudiando una respuesta proporcionada que limite la capacidad de acción de Corea del Norte. De momento han iniciado maniobras militares dirigidas a engrasar la maquinaria destinada a suprimir la amenaza por medios contundentes. Las maniobras aéreas conjuntas iniciadas el pasado día 4 de diciembre entre Estados Unidos y Corea del Sur, pese a estar programadas desde hace tiempo, son las mayores de este tipo efectuadas por las dos naciones


El objetivo de las mismas sería la de mejorar las capacidades en operaciones aéreas combinadas, tanto de día como de noche y en cualquier condición meteorológica. En ellas, participaron unos 230 aviones militares y unos 12.000 soldados en un intento de mandar un mensaje claro a Pyongyang, tras lanzar el citado misil intercontinental y autoproclamarse “Estado nuclear”. Entre las plataformas aéreas desplegadas durante las maniobras, cabe destacar aquellas que suponen el último estado de la técnica como son los cazabombarderos F-35 o la media docena de F-22 Raptor, junto a otros medios aéreos más convencionales que también participaron en los ejercicios. Durante los cinco días que duraron los citados ejercicios masivos, aquellos efectivos desplegados centraron sus esfuerzos en simular ataques aéreos contra objetivos norcoreanos; tales como plataformas para lanzamiento de misiles balísticos, e instalaciones nucleares.


La respuesta a estas maniobras por parte de Corea del Norte no fue otra que la continuación de las amenazas; esta vez sacando el espantajo de la amenaza nuclear como respuesta despiadada. La tensión sigue acumulándose sin perspectivas de solución

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