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lunes, 6 de abril de 2020

El Stratolaunch, el avión con más envergadura del mundo vuelve a volar

El Stratolaunch, con 117 metros de envergadura, solo voló una vez en su historia. En el futuro puede regresar como portaaviones de unidades supersónicas


El Stratolaunch tiene una oportunidad para volver a volar. Este gigante, la aeronave con la mayor envergadura que jamás se haya construido, se puede transformar en un portaaviones del aire, al servir como plataforma de lanzamiento de aviones supersónicos.
¿Es o no es el más grande?

Cuando el Stratolaunch se presentó en sociedad en 2011 se lo promocionó como el avión más grande del mundo. Si es por el tamaño de sus alas, era verdad: 117 metros de punta a punta.

Pero por dimensiones globales, el Antonov An-225 ruso tiene un mayor volumen, y una mayor longitud, 88,4 metros del morro a la cola; frente a los 72 metros del Stratolaunch.

El Stratolaunch tiene una envergadura de 117 metros. Foto: Stratolaunch

También hay un truco: esta aeronave también se puede ver como dos aviones unidos por una gigantesca ala.

El Stratolaunch cuenta con dos fuselajes, y la razón es que la aeronave se diseñó para transportar satélites y cohetes al espacio

La razón de este diseño es que fue creado para transportar cohetes hacia la estratósfera. La idea original es que su gigantesca estructura cargue con el satélite o la unidad a reacción y sea liberado cuando esté en la órbita terrestre baja, a 16.000 metros de altura.


La paralización del proyecto

Claro que era un proyecto a largo plazo, pero la mala suerte se cruzó por el camino. Allen falleció en octubre de 2018, y la iniciativa siguió adelante pero solo para alcanzar su objetivo primario: poner al Stratolaunch en el aire.

El Stratolaunch se puso en venta por 355 millones de euros. Foto: Stratolaunch.

Como sucedió con el gigantesco Spruce Goose diseñado por Howard Hugues en los años ’40; la moderna aeronave solo realizó un vuelo. Fueron dos horas en las que despegó de la base del Mojave Air and Space Port, en California, y regresó al punto de partida.

Seis meses después de la muerte de Allen y ante la falta de interés de la NASA y de grandes fortunas como Richard Branson, Elon Musk o Jeff Bezos, Stratolaunch Systems Corporation puso en venta a la gigantesca aeronave por 355 millones de euros, pero nadie levantó la mano.

La posible resurrección

Tras estar durmiendo en el hangar de California, ahora la compañía Stratolaunch lo reactiva como un portaaviones volador. Y no de cualquier avión, sino de los supersónicos que esta compañía piensa desarrollar

El Stratolaunch podrá lanzar aviones supersónicos desde los 10.000 metros de altura. Imagen: Stratolaunch

Uno de ellos es el Talon-A. Se trata de una aeronave de 8,5 metros, con una envergadura de 3,4 metros y peso de 2,7 toneladas, que sería capaz de alcanzar una velocidad de Mach 6, o sea poco más de 7.400 km/h. O sea, más de cinco veces la velocidad del sonido.

Stratolaunch piensa desarrollar tres aviones supersónicos: uno de pruebas, otro de mayor tamaño y un tercero que pueda salir de la órbita terrestre


La idea es que solo llegue al pico de esta velocidad durante un minuto, porque el Talón-A será un prototipo de experimentación para desarrollar otras naves supersónicas.

El Stratolaunch será capaz de llevar a tres unidades al mismo tiempo, y liberarlas cuando supere los 10.000 metros de altura. El Talón-A realizará todas las pruebas de velocidad necesarias, y podrá aterrizar en cualquier pista convencional.

Talón-A, el primer prototipo de vuelos supersónicos. Foto: Stratolaunch

Los otros modelos

De los otros dos modelos que propone la compañía fundada por Allen hay pocas pistas. Uno es el Talón-Z, del que no hay información de medidas, pero se aventura más grande que el modelo A.


Y el otro se llama Black Ice (Hielo negro), del que tampoco aportan datos de su tamaño, pero que está pensado para viajar por la órbita terrestre y que sea capaz de transportar equipos al espacio exterior como tripulaciones.

No hay fechas concretas para el desarrollo de estas aeronaves, cuya concreción depende -obviamente- de que se consigan los fondos necesarios. El tiempo dirá si el elegante e inmenso Stratolaunch puede volver a volar.

El Black Ice está pensado para vuelos fuera de la órbita. Imagen: Stratolaunch

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