Lanzamiento de un cohete desde un sistema de misiles S-400 en la base militar de Ashuluk, en el sur de Rusia, el 22 de septiembre de 2020, durante los simulacros militares "Cáucaso-2020" que reúnen a tropas de China, Irán, Pakistán y Myanmar, junto con la antigua Armenia soviética, Azerbaiyán y Belarús. (Dimitar Dilkoff/AFP vía Getty Images)
WASHINGTON - El viernes la administración Trump criticó a Turquía por dar un nuevo paso hacia el uso de un arma de defensa aérea de fabricación rusa. La queja de EE.UU. marcó una profunda brecha que amenaza el futuro de una relación de seguridad que ha sido fundamental para la alianza militar de la OTAN durante siete décadas.
Después de que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan confirmara que su país había probado el sistema de defensa aérea S-400 y rechazara las quejas estadounidenses, diciendo, "No vamos a pedirle a Estados Unidos", el Pentágono respondió.
"El Departamento de Defensa de EE.UU. condena en los términos más enérgicos posibles la prueba del 16 de octubre del sistema de defensa aérea S-400 por parte de Turquía", dijo el principal portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, en un comunicado. "Hemos sido claros e inquebrantables en nuestra posición: un sistema operativo S-400 no es consistente con los compromisos de Turquía como aliado de Estados Unidos y la OTAN".
El Departamento de Estado calificó por separado la prueba de Turquía de inaceptable y de "claro paso en la dirección equivocada"
"Estados Unidos ha sido claro en nuestra expectativa de que el sistema S-400 no debe ser operado", dijo la portavoz del Departamento de Estado Morgan Ortagus en una declaración. "También hemos sido claros sobre las potenciales graves consecuencias para nuestra relación de seguridad si Turquía activa el sistema".
Durante meses, la administración ha advertido a Ankara que se arriesga a sanciones de EE.UU. bajo la Ley de Contrarrestar los Adversarios de América a través de Sanciones si el sistema S-400 es activado.
A nivel técnico, la preocupación del gobierno de los Estados Unidos es que el S-400 pueda ser utilizado por Turquía para reunir datos sobre las capacidades del avión de combate furtivo F-35 de fabricación estadounidense, y que la información pueda terminar en manos rusas.
Más ampliamente, Washington ve esta compra de armas como una bofetada a la OTAN y una violación del compromiso de los aliados de alejarse del equipo de defensa ruso.
Fuente:https://www.militarytimes.com
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