Juan Carlos López
Los drones han llegado a nuestra vida, y parecen dispuestos a quedarse. Estos ingenios voladores pueden utilizarse en un abanico de escenarios muy amplio que abarca desde las tareas de seguimiento y monitorización de instalaciones hasta la toma de fotografías y vídeos aéreos, entre muchas otras opciones. Su utilidad está fuera de toda duda, pero es bastante evidente que también pueden ser usados para llevar a cabo propósitos muy dañinos, como, por ejemplo,ataques terroristas.
Durante los últimos meses se han producido varios incidentes protagonizados por drones que han puesto en alerta a las fuerzas de seguridad de varios países. En Francia se han detectado drones sobrevolando instalaciones nucleares, y en Inglaterra han aparecido sobre una fábrica de submarinos de la Marina Real. Uno de ellos incluso se estrelló en el jardín de la Casa Blanca a principios de este año, aunque todo quedó en un susto porque se trataba de un dron doméstico que no tenía un propósito maligno. Aun así, muchos países están trabajando en tecnologías diseñadas para protegernos de los drones que pueden ser usados con fines perniciosos: las defensas antidrones.
El peligro de los drones comerciales
Según los expertos, los drones comerciales que podemos encontrar en algunas tiendas y grandes superficies entrañan riesgos que deben ser considerados porque son más difíciles de detectar que los grandes drones militares. Su capacidad de carga y alcance son muy inferiores a los de estos últimos, pero, al parecer, pueden ser usados con relativa facilidad para llevar a cabo propósitos dañinos contra grupos humanos y determinadas instalaciones. Incluso pueden ser usados para estorbar, poniendo en peligro, por ejemplo, a las aeronaves comerciales, algo que ya ha sucedido en aeropuertos como los de La Guardia (Nueva York) o Heathrow (Londres).
Actualmente hay varias empresas desarrollando, casi todas por encargo de los gobiernos de los países en los que los drones ya tienen una presencia muy marcada, soluciones tecnológicas capaces de evitar que se produzcan ataques cometidos por estos dispositivos con capacidad de navegación aérea. La francesa Thales SA, por ejemplo, está trabajando en un sistema que recurre a un radar capaz de detectar la presencia de un dron, una cámara que permite identificarlo y unas herramientas de interceptación diseñadas para tomar el control del dispositivo.
El gobierno francés ha ido incluso más lejos al contratar a varios grupos de investigadores para que diseñen dispositivos que puedan ser utilizados por la policía y los militares para derribar cualquier dron que represente una amenaza, por pequeño que sea. Es una lástima que un dispositivo a priori tan beneficioso como un dron sea utilizado para hacer daño, pero, en realidad, esta solo es una muestra más de ese lado amargo que tienen algunos seres humanos. Aunque sea una utopía, esperemos que algún día podamos dejar de preocuparnos por estas cosas.
Vía | The Wall Street Journal
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