El Programa de Desarrollo de Submarino con Propulsión Nuclear (Prosub),el proyecto quizá más estratégico de la Marina brasileña, corre el riesgo de no alcanzar la meta de lanzar al mar, en el tercer trimestre de 2018, su primer submarino, a causa de la reducción presupuestaria adoptada por el gobierno. Para tratar de cumplir el objetivo ante la escasez de recursos, la Marina ya disminuyó el proyecto inicial y, en esta actual recta final, redujo el ritmo de obras en el astillero de mantenimiento, en la base naval y en el complejo radiológico. Actualmente aspira a una nueva asignación de recursos.
El Prosub fue presupuestado originalmente en unos 10.000 millones de dólares y desde 2008, año en que se anunció, ya ha consumido más de la mitad de los recursos. Este importe considera los pagos de la financiación internacional y las obras.
El programa se realiza en colaboración con la francesa DCNS (ahora Naval Group), firma que posee la tecnología de propulsión nuclear para submarinos y prevé la construcción de cuatro submarinos convencionales y uno movido a energía nuclear.
Este año, el presupuesto del Prosub era de aproximadamente 700 millones de dólares y ya se redujo en un 32%, lo que pone en riesgo el cronograma de botadura al mar de la primera unidad. Para la Marina, el programa es estratégico principalmente por dos motivos: renovar su flota de cuatro submarinos activos, aunque ya algo anticuado-sin medios para modernizarlos-, y conquistar la tecnología de construcción de un submarino nuclear. Al final del programa, hoy previsto para fines de 2029, Brasil entraría a un selecto grupo de países (Estados Unidos, China, Francia, Inglaterra y Rusia) que detentan esa capacidad y podría convertirse en un importante integrante en ese mercado restringido. Sería el único latinoamericano con esa tecnología en manos propias.
El Prosub ya ha pasado por varias adaptaciones para funcionar con menos recursos. Las áreas como el astillero de mantenimiento y la base naval, que están siendo edificadas en el complejo en Itaguaí, en Río, donde se construyen los submarinos y donde serán lanzados al mar, vieron su ritmo de construcción reducido desde 2015. Para garantizar el cronograma, y lanzar al mar el primer submarino convencional el año que viene, la Marina priorizó la conclusión del astillero de construcción y del ship lift (el ascensor de buques). Incluso estas obras pueden sufrir retrasos, dependiendo del presupuesto disponible para este y el próximo año.
El Ministerio de Planificación condicionó cualquier cambio a la mejora de la recaudación, lo que parece difícil en un marco en el que el gobierno está ampliando su meta de déficit fiscal. Los ministerios han reportado, al Ministerio de Planificación (MP), posibles perjuicios en la prestación de algunos servicios. Sin embargo, cualquier ampliación de límites, sin que haya reducción en otros ministerios, depende del aumento del espacio fiscal ", dijo la cartera en nota oficial.
La Marina de Brasil también desistió de la idea, fuertemente pensada hasta principios de este año, de mandar algunos de sus submarinos clase IKL-209 para hacer el mantenimiento de motores / baterías en la ciudad de Kiel, en el norte de Alemania. Los sumergibles necesitarían ser embarcados en cargueros especiales para el costoso transporte hasta el Mar Báltico y, debido a la falta absoluta de recursos, los jefes navales decidieron que a las reparaciones en la propulsión de los barcos serán conducidos por el Arsenal de Marina de Río de Janeiro (AMRJ).
El esfuerzo será preservar la flotilla de la Fuerza de Submarinos de la Flota (ForSub) recurriendo, tan sólo, a medios propios del citado AMRJ y de las demás Organizaciones Militares involucradas. (Javier Bonilla)
Fotografía: La Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas del PROSUB-EBN.
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