Un barco de este tipo permitiría brindar asistencia médica de forma rápida y eficaz en diferentes partes del país. Estados Unidos y China son ejemplos a seguir.
Se encuentra en desarrollo la construcción de varias unidades del buque tipo catamarán MV 22 Osprey.
Sin lugar a dudas en el mundo contemporáneo y en los gobiernos habrá un antes y un después a partir de la pandemia del Covid-19. Argentina no queda fuera de esta gran pandemia y seguramente, una vez que sea superada, deberá replantear muchísimas formas y acciones, entre ellas la necesidad de disponer de un sistema sanitario, de salud y emergencias de mayor capacidad y tecnología. Entre todas las mejoras que hay que realizar, es necesario plantearnos seriamente la incorporación de un buque hospital.
Como todos sabemos, uno de los grandes recursos que posee el país, es la gran extensión de costas tanto marítimas como fluviales, que nos permiten a través del tráfico y comercio marítimo conectar prácticamente más de 4.500 km, desde la ciudad de Clorinda en Formosa al norte del país, con la ciudad de Ushuaia en Tierra del Fuego. A lo largo de toda esta extensión tenemos varias ciudades importantes y la posibilidad de conectar a 11 provincias mediante los ríos Paraná, Uruguay y demás afluentes, como también desde la costa del Mar Argentino.
Tener un barco hospital nos permitiría manejar casos no solo de coronavirus y pacientes con enfermedades contagiosas, sino también dar todo tipo de asistencia en forma rápida y de gran número de camas en casos de epidemias locales, emergencias y catástrofes naturales. Su uso sería de suma ayuda ante eventuales situaciones en el país, mientras que durante los tiempos de calma se puede utilizar para dar asistencia en campañas de salud, vacunación, cursos y asistencias a ciudades que más lo necesiten.
Países como Estados Unidos poseen buques hospitales de gran porte como el Confort de 270 metros de eslora y más de 1.000 camas. Además se encuentra en desarrollo la construcción de varias unidades del buque tipo catamarán MV 22 Osprey como alternativa más chica y versátil en el país. China se encuentra en plena construcción y desarrollo de buques hospitales, que podrían manejar casos de coronavirus y pacientes con enfermedades respiratorias contagiosas similares. Está siendo diseñado por el Instituto 701 de la Corporación de Construcción Naval del Estado de China, una unidad de investigación con sede en Wuhan, zona cero del brote, que también diseña buques de guerra. El barco debería tratar eficazmente enfermedades infecciosas desconocidas como Covid-19, con un nuevo protocolo de protección médica y disposición de personal, materiales, combustible, ventilación, desechos y aguas residuales, dijo el instituto. China hoy tiene solo un buque hospital, el Daishandao de 14.000 toneladas, operado por la Armada del Ejército Popular de Liberación y utilizado principalmente para misiones humanitarias en el extranjero bajo el nombre de Arca de la Paz.
El Daishandao tiene alrededor de 300 camas, incluidas 20 para cuidados intensivos y 10 para cuarentena, pero se enfoca en servicios médicos convencionales para enfermedades y lesiones no infecciosas, sin capacidad específica para enfermedades contagiosas. Brasil, por otra parte, también posee un proyecto denominado Blue Frontier, diseñado por el estudio de ingeniería naval Felipe Rocco en 2016. Se trata de un buque hospital con capacidad para 160 camas y de 180 metros de eslora, 28 de manga y 7 de calado, pero que además posee energía solar y eólica para autosustentarse.
Un barco hospital argentino, una vez construido, podría proporcionar asistencia médica no solo en nuestro país, sino también en el extranjero durante alguna emergencia. También podría ser utilizado para evacuaciones en inundaciones y asistencias en catástrofes a lo largo de toda nuestra costa. La característica clave del nuevo buque en el caso del uso para una pandemia como la del COVID-19, sería su capacidad de cuarentena para prevenir las infecciones cruzadas y además la posibilidad de navegación en diferentes lugares, tanto fluvial como marítima, sobre todo en nuestro país, donde principalmente las condiciones de calado son muy variables. En el futuro, países en vías de desarrollo como Argentina deberían tener la posibilidad de que la armada equipe este tipo de buques y que además los buques de guerra existentes puedan agregarán módulos sanitarios para asistencia.
Otro proyecto manejado en Italia, es la adaptación de los grandes buques de cruceros, ya que poseen muchas cabinas interiores divididas con posibilidad de camas, pero uno de los principales problemas es el sistema de aire acondicionado, que no es el adecuado para uso sanitario, ya que se cree que ayuda a propagar los virus. De ser posibles adaptar el diseño de los cruceros a hospitales, también sería una gran oportunidad de negocio para estas empresas que hoy están prácticamente paralizadas en el mundo, ya que rápidamente brindarían una gran cantidad de camas donde se lo necesite.
Sin lugar a dudas, el COVID-19 marcará un antes y un después en los recursos que los gobiernos y países deberán destinar a las obras de infraestructura, ingeniería y tecnología. Las nuevas generaciones lidiarán con desafíos cada vez más complejos, está en nosotros dejarles las mejores herramientas posibles.
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