Entrevista con Agustín Rossi, ministro de Defensa de la Nación, quien estuvo en la provincia supervisando el trabajo de las Fuerzas Armadas.
El ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, llegó a Salta para supervisar las tareas que el Ejército realiza en el norte en el marco de la pandemia por el COVID-19.
El ingeniero, que ocupa por segunda vez el cargo, indicó que, si bien no tienen responsabilidad de las fronteras, están alertas a lo que sucede en el norte con Bolivia, en el litoral con Brasil y en el sur y oeste con Chile. Sobre el paso fronterizo Salvador Mazza - Yacuiba, a raíz de la muerte de un hombre por coronavirus, indicó que podrían intervenir.
Aseguró que este es el despliegue militar más grande desde la guerra de Malvinas. Consultado sobre si se encontró con la infraestructura necesaria para encarar la logística de una pandemia, aseguró que sí. “La pandemia nos mostrará dónde tenemos fortalezas y debilidades”, afirmó. En este sentido, indicó que espera que la gente valore las acciones de las fuerzas armadas y apoyen una inversión en armamento militar. Aunque paralelamente advirtió un “desguace” de las fuerzas armadas durante el macrismo.
El norte está agitado a raíz de la muerte de un hombre por coronavirus en la localidad boliviana de Yacuiba. ¿Se planea alguna acción teniendo en cuenta que para llegar a algunos parajes salteños como El Sauzal se debe atravesa por allí?
Estamos atentos a las cuestiones de fronteras. Estamos muy atentos con lo que pasa en Brasil, tenemos una frontera bastante permeable con la bajada del río Uruguay en Misiones y Corrientes. Y tenemos una frontera donde empieza a desaparecer la cordillera, la frontera con Chile en Santa Cruz y Chubut es más permeable. Lo de Yacuiba también me lo planteó (Mariano) Castelli, que es el comandante de emergencia acá. Como Ministerio de Defensa y Fuerzas Armadas, no tenemos una responsabilidad sobre las fronteras. Obviamente en el caso que sea necesario y se nos convoque estamos en condiciones, pero la responsabilidad primera es de Gendarmería y del Ministerio de Seguridad, que debe pedirnos intervención. Que no actuemos no significa que no estemos alerta, si se nos convoca actuaremos dentro de los límites que tiene la ley, que es de apoyo logístico.
¿Les pidieron intervenir en Los Toldos?
Ese es el tema, siempre con requerimientos, nosotros no decidimos. El tema de Los Toldos lo resolvimos en gran parte por lo que yo llamo “diplomacia militar”: el jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino habló con su contraparte de Bolivia y se pudo habilitar el paso de los convoyes de alimentos que se llevaban desde Salta para Los Toldos, pasando por terreno boliviano. Ahora trasladamos 100 habitantes de Tartagal a Los Toldos y hay 100 más que estamos combinando con el Gobierno provincial para ver de qué manera los trasladamos en el helicóptero a Los Toldos.
¿Qué trabajos además de este está haciendo el Ejército en Salta? ¿El abastecimiento de agua en las comunidades wichis se mantuvo?
En Salta tenemos 1.300 hombres, en Tartagal 900, en todo el NOA 4.300. Actualmente, hay personal militar distribuyendo alimentos en un barrio de Salta. En las comunidades wichis seguimos distribuyendo agua y trabajando con los pozos permanentemente.
¿Cómo es la logística de los vuelos de repatriación?
Cancillería nos pide en países cercanos y que es más fácil entrar con avión militar que con línea aérea. Así buscamos argentinos en Perú y Guayaquil. Se logró una visibilidad enorme de las tareas de las Fuerzas Armadas. Los argentinos tuvieron la posibilidad de ver la cantidad de acciones de las que son capaces. Eso me entusiasma porque la pandemia en algún momento va a terminar y vamos a poder debatir una política de defensa. Espero que la gente apoye un personal militar comprometido, instruido, capacitado, con respeto a los derechos humanos; pero con el equipamiento necesario.
¿La pandemia es una oportunidad para mostrar otra cara de las Fuerzas Armadas?
La primera vez que llegué a este ministerio, en 2013, sentí que gran parte de mi energía de la gestión tenía que estar en ver de qué manera fortalecía los vínculos entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas. Esta vez no sentí que eso era lo prioritario, sino definir una política de defensa. Lo que sí me parece que permitió la pandemia es mostrar un despliegue de las Fuerzas Armadas y darle una visibilidad que no tuvo, se logró un reconocimiento positivo. En muchos lugares, cuando van a operativos de ayuda comunitaria o llevando alimentos son recibidos con aplausos. Espero que esto sirva para apoyar.
Así es, tenemos los 80 mil hombres alistados, y desplegados en territorio entre 25 y 30 mil. Esto corresponde a lo que me pidió el Presidente, poner toda la capacidad de la fuerza a disposición.
¿La infraestructura fue suficiente para ese inédito despliegue militar?
Infraestructura tenemos, aunque se han perdido inmuebles, unidades militares, se han vendido muchos, por sobre todo en la última gestión.
¿Hubo desguace?
Sí, unidades militares que se han usado para otras cosas, campos del Ejército en Córdoba que se vendieron, por ejemplo. Esas tierras alimentaban animales que luego se utilizaban para el alimento del personal. Pero no diría que nos falta infraestructura. Lo que sostengo es que las Fuerzas Armadas necesitan un proceso de reequipamiento y de refuerzo. Refuncionalizar el material que podamos tener viejo, invertir, fabricar en Argentina o comprar si es necesario. Si tuviéramos más camiones, más aviones, podríamos ser más eficientes.
Circulaban versiones de que los chinos se estaban apropiando de la Patagonia.
No, para nada, la Patagonia es argentina, todo el sur es geopolíticamente estratégico. Nosotros tenemos un viejo proyecto que es construir en Ushuaia una base naval, que sería una de las más importante del mundo, no por lo que podamos construir allí, sino porque sería la base naval más austral del mundo. La presencia británica en Malvinas tendrá que ver con la pesca, con los hidrocarburos, pero por sobre todo tiene que ver con ubicación estratégica, allí está el único paso geográfico abierto y de comunicación entre los dos océanos. Estos días se habló de la cantidad de veleros y barcos pesqueros hubo una acción de combinación con la Prefectura y la Armada. Esperamos en los próximos años incorporar patrulleros oceánicos.
¿Cuál es su planificación para la política en defensa?
La presencia permanente de Argentina en la Antártida. Cada campaña demanda cerca de 3 mil hombres más otros medios. Otro eje es la participación de militares argentinos en las misiones de paz de Naciones Unidas. La tercera es desarrollar la industria de la defensa, fabricaciones militares, Tandanor que es el astillero, y la fábrica argentina de aviones con la esperanza que esto venga a resolver el equipamiento de las Fuerzas Armadas. Esos ejes deben estar presentes en el desarrollo de la defensa de los próximos tiempos. Agregaría además el desafío de la ciberdefensa, me parece que es un tema que también tenemos que desarrollar y potenciar. Tenemos que redefinir la inteligencia militar también.
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