Embraer y Boeing firmaron un memorando de entendimiento el 5 de julio de 2018 sobre la tan esperada empresa conjunta entre los dos fabricantes. Boeing tendrá una participación del 80 por ciento en la empresa conjunta y Embraer será propietaria del 20 por ciento restante.
La empresa conjunta será dirigida por un equipo directivo brasileño, Presidente y Director General. Mientras tanto, Boeing tendrá el control operativo y de gestión de la nueva empresa. La producción de aviones comerciales de Embraer estaba valorada en 4.750 millones de dólares. La participación del 80 por ciento de Boeing en la empresa conjunta se estima en alrededor de 3.800 millones de dólares.
Se esperaba que Boeing absorbiera la producción de aviones comerciales de Embraer, mientras que la empresa mantendría su división militar y potencialmente su departamento de aviones de negocios. Sin embargo, en el comunicado que anuncia la colaboración en el plano comercial, se anunció una segunda empresa conjunta para programas de defensa, mencionando el avión de transporte de Embraer actualmente en desarrollo, el KC-390
De forma similar a la asociación entre Airbus y Bombardier que entró en vigor el 1 de julio de 2018, Boeing utilizará los modelos Embraer para enriquecer su catálogo con aviones más pequeños, como la nueva serie E-Jets, mientras que Embraer se beneficiará de la potencia comercial de Boeing.
Anteriormente, Boeing había ofrecido absorber completamente a Embraer, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo. Pero esta propuesta fue rechazada por el gobierno brasileño debido al valor estratégico que representaba el departamento de defensa de Embraer.
La perspectiva del acuerdo recibió reacciones encontradas entre los legisladores brasileños, y el Partido de los Trabajadores llamó al actual gobierno a vetarlo. Sin embargo, el gobierno argumentó que ayudaría a asegurar empleos para Embraer, que actualmente no está desarrollando ningún programa comercial. El 4 de julio de 2018, el representante de la Fuerza Aérea Brasileña, el comandante Nivaldo Luiz Rossato, defendió el acuerdo ante el Parlamento, diciendo que "preservaría la soberanía nacional" al asegurar el control de las autoridades brasileñas sobre los activos estratégicos de Embraer.
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