Andréi Raskin, para RBTH
Rbth.com - Estudiantes e ingenieros son los artífices del proyecto que quiere convertirse en una referencia para los aficionados a la astronomía.
En una conferencia sobre cosmonáutica se me acercó un asistente y me preguntó si era posible llevar un ladrillo al espacio. Yo le respondí que sí, pero que quizás sería mejor llevar algo más notable”, cuenta Alexander Shayenko, director del programa educativo “Cosmonáutica contemporánea” de la Universidad Estatal Técnica de Moscú. De este modo, en otoño de 2014 comenzó la construcción del primer satélite de aficionados de Rusia, llamado Mayak (Faro).
En el proyecto participan cuatro estudiantes y un doctorando de la Universidad Técnica Estatal Bauman de Moscú, cuatro ingenieros y un especialista en relaciones públicas. A día de hoy han reunido, gracias a una plataforma de crowdfunding, alrededor de 7.000 dólares y ya han preparado la maqueta del satélite.
Los aficionados planean crear en 2016 un satélite real y ponerlo en órbita. El proyecto ha recibido el nombre de Mayak y está llamado a convertirse en la estrella guía de la cosmonáutica para aficionados
Alexander Shayenko, que dirige el proyecto, ha trabajado anteriormente en distintas compañías dedicadas al ámbito de las naves espaciales. “La humanidad podría haber conquistados otros planetas hace ya 40 años, y sin embargo todavía estamos aquí en la Tierra”, opina.
En su opinión, la razón de ello consiste en que las agencias y empresas espaciales que diseñan aeronaves no hacen lo suficiente ni están demasiado interesadas en obtener resultados. La tarea de Mayak, es vencer esta indiferencia, opina Shayenko.
Las dimensiones de la maqueta son de 10x10x34 cm, su peso es de unos 4 kg. “Equivale a dos ladrillos, - aclara Shayenko, - Tras su puesta en órbita, el satélite se transforma en una pirámide bastante grande que será bastante visible en la bóveda celeste gracias al reflejo de la luz del Sol”
El propio satélite tiene forma de contenedor y lleva en su interior carbonato amónico, una membrana de plástico, dos generadores y un ordenador. El carbonato amónico, al calentarse, se descompone en dióxido de carbono, agua y amoniaco. Al despegar comenzará a funcionar el generador de gas, que llenará de gas la carcasa de la pirámide en sus aristas, lo cual dará a esta una forma resistente y recta. El otro generador de gas hará que el satélite vaya dando vueltas, de modo que este será visible de noche desde la Tierra.
La siguiente etapa
“Este mes realizaremos pruebas con la maqueta en la estratosfera. Es para esta prueba que hemos logrado reunir el dinero. Lanzaremos nuestra maqueta en un globo de helio hacia la estratosfera, a una altura de 35 km. Durante el lanzamiento, el dispositivo sufrirá daños inevitablemente, por lo que para la puesta en órbita debemos construir otros dos aparatos, el principal y uno de repuesto”, continúa Shayenko.
Sin embargo, esto es sólo el principio. Para que el proyecto llegue a su fin y poder lanzar el satélite real Mayak a la órbita de la Tierra, son necesarios unos 262.000 dólares.
Ahora los aficionados están preparando un acuerdo para este lanzamiento entre la Universidad Técnica y la compañía Sputnix, que instalará el satélite a bordo del cohete Dnepr en otoño de 2016.
Para reunir los 262.000 dólares necesarios, los aficionados planean organizar una breve campaña en los meses de septiembre y octubre de 2015. Además, a finales de julio Shayenko viajará por las regiones rusas para dar charlas sobre su proyecto y sobre la conquista del espacio. Con su ciclo de conferencias de divulgación científica titulado “El espacio de mar a mar”, deberá recorrer 15.000 kilómetros, desde Kaliningrado hasta Kamchatka.
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