- Esto es lo que hay que saber: El beneficio percibido por parte de Rusia está claro, pero es la mitad china del acuerdo la que exige un análisis más matizado. Después de todo, la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) está desarrollando actualmente su propio caza furtivo de quinta generación, el J-20.
Tras haber autorizado formalmente la exportación del Su-57, Rusia se dispone a presentar su caza de quinta generación a China.
En su intervención en la feria aeroespacial y marítima LIMA-2019, Viktor Kladov, funcionario de Rostec, se refirió al futuro del comercio de armas chino-ruso: "China ha recibido recientemente 24 aviones Su-35, y en los próximos dos años [China] tomará la decisión de adquirir más Su-35, construir el Su-35 en China o comprar un avión de combate de quinta generación. Esta podría ser otra oportunidad para el Su-57E".
Todavía no está claro si la variante de exportación del "Su-57E" difiere del diseño básico del Su-57; esas respuestas podrían aparecer en el Salón Aeronáutico de Dubai de este año, apuntó Kladov.
Mientras el Su-57 entra en producción en serie, con la primera unidad que se entregará a finales de este año, Rosoboronexport -la agencia estatal rusa de exportación- ha iniciado el largo y complejo proceso de negociación de contratos con los principales clientes potenciales.
A primera vista, parece un poco prematuro que Rosoboronexport impulse el Su-57 en los mercados de exportación tan pronto en su ciclo de producción. Sin embargo, este enfoque no está exento de ventajas. En primer lugar, un contrato temprano y de alto perfil con un gigante de la industria como Pekín tendría efectos positivos al generar interés en el mercado por parte de otros importadores. La posible compra por parte de China ya está dando que hablar en los comentarios sobre defensa de la India, aunque aún está por ver si el Su-57 le gustará o no a Nueva Delhi. Por la misma razón, reafirmaría la salud y la viabilidad continua de la floreciente relación de seguridad Chino-rusa.
En segundo lugar, es crucial entender que el complejo militar-industrial ruso está jugando un juego de desarrollo a largo plazo con el Su-57. El objetivo no es desplegar numerosos escuadrones de Su-57 o hacer circular el Su-57 ampliamente entre las Fuerzas Aeroespaciales rusas, al menos no a corto plazo. La estrategia rusa consiste más bien en establecer el Su-57 como una plataforma financieramente solvente que irá eliminando paulatinamente los aviones más antiguos hasta convertirse en el caza de superioridad aérea básico de Rusia en las próximas décadas. El enfoque en la exportación es crucial para este plan, ya que los ingresos de los contratos del Su-57 se reinvertirán para ampliar aún más la producción, el suministro y las cadenas logísticas del Su-57.
El beneficio percibido por parte de Rusia está claro, pero es la mitad china del acuerdo la que exige un análisis más matizado. Después de todo, la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) está desarrollando actualmente su propio caza furtivo de quinta generación, el J-20. Se podría argumentar, aunque no de forma muy convincente, que el J-20 y el Su-57 pueden coexistir en la misma fuerza aérea porque cumplen funciones operativas fundamentalmente diferentes.
Como describe acertadamente David Axe, de The National Interest, el J-20 es "una plataforma de misiles que vuela rápido y penetra en la defensa". Es decir, la función del J-20 es pasar por encima de las sofisticadas defensas aéreas para atacar infraestructuras críticas o unidades terrestres. Se trata de una filosofía de diseño completamente diferente a la del Su-57, una plataforma de superioridad aérea que cambia ciertas características de sigilo y ataque a tierra por un potencial de combate aéreo sin precedentes. Dicho esto, los analistas de defensa son escépticos, con razón, de que la PLAAF esté interesada en mantener un escuadrón de combate regular de Su-57
La hipótesis más probable, y la que ha planteado recientemente el diseñador de aviones chino Wang Yongqing en una entrevista con el medio chino Global Times, es que los chinos están interesados en el Su-57 para fines de entrenamiento e I+D. Una inmersión profunda en el diseño del Su-57 -especialmente si consiguen uno con la tan esperada segunda etapa del motor Izdeliye 30- podría proporcionar a los ingenieros aeroespaciales chinos información sobre cómo mejorar el diseño o el proceso de producción del J-20.
Fuente:https://nationalinterest.org