El país británico ya ha culminado el Brexit, pero los problemas de su salida llegan hasta al ejército. En plena renovación de sus carros de combate pide ayuda a sus viejos aliados
Decir a estas alturas que la salida del Reino Unido de Europa, el famoso ‘Brexit’, presenta un buen número de contradicciones, no suena a nuevo. Ese ya largo debate entre no querer ser europeos, pero pretender mantener muchas de sus ventajas, rebasa el terreno económico y está llegando a aspectos relacionados con la defensa. Los británicos necesitan (o al menos buscan) apoyarse en tecnología europea para sus programas de armamento. Lo último, su interés en incorporarse al desarrollo del carro de combate europeo.
Los programas armamentísticos cada vez son más caros y más largos. Hoy en día el desarrollo de cualquier sistema de gran envergadura solo está al alcance de norteamericanos, chinos y rusos para afrontarlo en solitario. Para el resto solo queda la adquisición o el trabajo conjunto. Esto último es lo que se pretende en Europa con un doble objetivo: por un lado, afrontar estos retos tecnológicos que de manera individual ningún país miembro podría llevar a cabo y por otro, reforzar esa idea de unidad entre los países de la Unión. Y en tierra de nadie ahora queda Reino Unido.
Blindados británicos: cambio de rumbo
El Reino Unido ha venido diversificando sus fuentes de armamento, entre material autóctono, europeo y norteamericano. Para sus fuerzas terrestres han sido blindados de fabricación nacional, casi una tradición que ha dado un golpe de timón hacia el material europeo. El más significativo, hasta ahora, ha sido el que ha afectado a sus CRV (Combat Vehicle Reconnaissance).
Con más de 600 unidades en servicio, se trata de vehículos antiguos que datan de los años 70 y para su reemplazo, se ha adquirido el AJAX, diseño de General Dynamics European Land Systems basado en el ASCOD, un vehículo de cadenas de la austríaca Steyr-Daimler-Puch y la española Santa Bárbara Sistemas (ambas hoy integradas en GDELS), un modelo que comparte sus genes con el Pizarro español y cuyas primeras unidades se fabrican en la factoría de GDELS en Alcalá de Guadaira. Se adquirirán 589 unidades y las versiones de combate irán armadas con el cañón CTAS de 40mm.
Ahora, la noticia del interés británico en el programa del ‘Euro tanque’ puede significar un antes y un después para un país que, no olvidemos, en el fondo inventó el carro de combate. El actual modelo británico es el Challenger II y, pese a su imponente aspecto, lo cierto es que el ejército británico no está nada satisfecho con él. Hay varias pruebas de ello. La más importante es que de los más de 400 entregados al ejército, tan solo poco más de la mitad permanecen en servicio y se ha estado hablando últimamente de achatarrar todos ellos e incluso de adquirir Leopard 2 alemanes. Pero quizás la definitiva es que del Challenger 2 no se han vendido al extranjero más que un puñado a Omán.
Carro de combate Challenger 2 en Iraq. (MOD)
Tiene varios aspectos negativos. El más llamativo es su cañón L30A1 de 120 mm y ánima rayada. Esto significa que en la parte interior del tubo dispone de una serie de estrías helicoidales que obligan a que el proyectil gire mientras sale disparado. Este movimiento de rotación produce una estabilización giroscópica, que se traduce en que no se desvía de su trayectoria. Es decir, gana en precisión. Por el contrario, provoca un mayor desgaste de los tubos en este tipo de cañones que en los de ánima lisa y no permite utilizar los más modernos proyectiles subcalibrados (APFSDS, la famosa ‘munición flecha’), por lo que se han dejado de utilizar. El Challenger es el único carro de combate moderno que utiliza este tipo de cañón.
El empleo del ánima rayada viene obligado por la casi ‘manía’ británica de seguir empeñados en utilizar su munición HESH (High Explosive Squash Head), un tipo especial antiblindaje que consiste en un proyectil ‘blando’ relleno de explosivo que se aplasta contra el exterior del carro enemigo y basa su efectividad en transmitir esa energía a la parte interior. Casi nadie excepto ellos los usa, habiendo quedado relegados para empleo contra fortificaciones.
Un Challenger 2 durante unos ejercicios de la OTAN. (Foto: EFE)
Por último, está el hecho de utilizar munición desengarzada. Esto es que, a diferencia del resto de carros del mundo (salvo el Arjun hindú), la munición no forma un conjunto único, sino que vienen separados el proyectil y su vaina, lo que resulta de manejo más engorroso y supone una pérdida de carga de proyección, lo que implica menor velocidad inicial de salida.
Con este panorama, sin reemplazo para sus Challenger y debatiéndose entre retirarlos o modernizarlos, cambiando su particular cañón por el probado y eficaz Rheinmetall L55 del Leopard 2 (el de los Leopardo españoles), no extraña que miren al proyecto europeo como si de un clavo ardiendo se tratara. Sin embargo, su entrada tampoco será algo sencillo.
Leopard 2A7. Se trata de la versión más avanzada de este carro de combate (KMW)
El programa MGCS
Para los alemanes, pero sobre todo para los franceses, la búsqueda de un carro de combate que reemplazara sus modelos actuales, Leopard 2 y AMX-56 Leclerc, se volvió prioritario a finales de la primera década de 2000. Ambos gobiernos se pusieron a pensar en un diseño conjunto, lo que se materializó en 2012 con la firma de un acuerdo para desarrollar lo que se denominó MGCS (Main Ground Combat System).
El AMX-56 Leclerc francés (US Army)
El objetivo era obvio: hacer asequibles las cantidades a invertir en I+D y conseguir una mayor masa crítica de unidades que redujera los costes de fabricación. En origen ambos socios involucraron una de sus empresas, Krauss-Maffei Wegmann (KMW) por parte alemana y NEXTER Defense System, empresa estatal, por parte francesa. Ambas formaron el holding denominado KNDS. Posteriormente se unió la alemana Rheinmetall, quedando el proyecto entre los tres actores.
El MGCS se constituye como un ‘sistema de sistemas’, muy al estilo del FCAS, que busca un avión de combate conjunto. Se persigue una familia de vehículos donde por supuesto esté el carro pesado, pero también ligeros y medios, tripulados y no tripulados y con UAV (drones) para apoyo adicional, todos ellos capaces de maniobrar y combatir juntos.
Infografía más aproximada al concepto del MGCS (Rheinmetall)
Se investiga en la mejora de la potencia de fuego aumentando el rendimiento de la munición, con el empleo de tecnología electrotérmica-química (ETC) y cartucho de plasma para el encendido y control de la ignición. Esta tecnología permitiría incrementar las velocidades iniciales de los proyectiles más allá de los 2.000 m/s (hasta ahora no más de 1.750 m/s) para armas de 120 mm, lo que redunda en un mayor alcance y capacidad de penetración.
También se trabaja en mejorar la precisión en el tiro, con proyectiles que introduzcan correcciones en su trayectoria y tampoco se descarta, a futuro, utilizar sistemas más avanzados como armas electromagnéticas (los famosos cañones ‘Railgun’). También se investiga en protección, tanto activa como pasiva, con mejores y más eficaces blindajes, así como protección de los elementos ópticos contra armas láser o de alta energía. Por último, se busca una gran automatización, con funciones de ‘conducción autónoma inteligente’ y mejora de la conciencia situacional (aspecto trascendental) mediante sistemas de vigilancia ópticos y acústicos.
La aparición en 2015 del carro de combate ruso T-14 Armata causó sensación. Con independencia de sus muchos problemas, algo ha influido en el concepto del ‘tanque’ del futuro. Así, tras la fase de Estudios Conceptuales realizada entre 2015 y 2018, la idea europea es la de un vehículo muy blindado, con tres tripulantes bien protegidos y situados en una cámara de combate dentro del casco. La torre será totalmente automática y robotizada y con cañón, como mínimo, de 130 mm.
El MGCS en una primera aproximación, con el casco de un Leopard y la torre de un Leclerc (KNDS)
En 2018 se presentó en la feria de defensa Eurosatory un primer modelo del MGCS, también denominado EMBT (European Main Battle Tank). Se trataba en realidad de una ‘declaración de intenciones’, pues no era más que el casco de un Leopard 2 al que se le había adaptado la torre de dos tripulantes del Leclerc. En poco, o nada, se parecerá el resultado final a esto y las previsiones son de que los estudios ‘serios’ comiencen en 2025, para 2030 haya un vehículo demostrador y para 2035 empiecen a verse las primeras unidades de serie.
¿A España le interesa el MGCS?
Durante la LEOBEN (LEOPARD Benutzer Staatten) de 2018, que es una reunión del Grupo de Naciones Usuarias del Leopard 2, a España se le hizo una propuesta para entrar en el programa. Siempre con dudas en este tipo de asuntos, se rechazó amablemente. Sin embargo, a medio plazo al igual que alemanes y resto de usuarios, el Ejército de Tierra deberá reemplazar sus Leopardo 2E y lo natural sería ir al modelo europeo.
Es muy posible que se vuelva a hacer esta propuesta a España e Italia (también se habla de Polonia). Esta vez todo apunta a que no se debería rechazar y seguir el ejemplo FCAS, entrar antes de que sea demasiado tarde. En cualquier caso habrá duras negociaciones, pues la situación del Programa dista mucho de ser una ‘balsa de aceite’. Hay tensiones entre los dos socios actuales.
Leopardo 2E del contingente español en Letonia. (Juanjo Fernández)
Francia quiere su 50% de cuota, pero mientras que hay una empresa francesa, hay dos alemanas. Los franceses se quieren centrar en aspectos operativos (sus intereses) pero los alemanes quieren un resultado pensando en exportación. Obvio, ya que el Leopard 2 funciona en 18 países con más de 3.600 carros fabricados, mientras que el AMX-56 Leclerc no lo han comprado más que Francia y Emiratos Árabes Unidos, con cerca de 870 ejemplares.
De entrar en el programa, lo que interesa es que los nuestros se fabriquen aquí, como mínimo en las mismas condiciones (un 60%) que se hizo con el programa del Leopardo 2E. Todo indica a que se volverá a chocar con cuestiones de confidencialidad tecnológica, ya que lo fabricaría GDELS (filial de empresa norteamericana) y eso no gustará a Rheinmetall ni a Krauss-Maffei Wegmann, menos aún a NEXTER. Pero se solventará como se hizo con el Leopardo, aunque sea con otra solución kafkiana como aquella de poner una verja en mitad de la fábrica.
En el 2035, como pronto, llegará este ‘super carro’, pero hasta entonces habrá que tirar con unos Leopardo 2E que, tras 16 años de servicio, ya pasan la mitad de su vida útil. Su modernización y mejora es imprescindible: sistemas de protección, munición mejorada, ópticas, etc. Y aquí volvemos a lo de siempre, cómo estirar unos recursos cada vez más y más escasos.
Fuente:https://www.elconfidencial.com