• PROYECTAN NUEVOS NEGOCIOS DE LA MANO DEL GRUPO ISRAELÍ IAI
Entre 10 y 12 millones de dólares se estima ingresarían por cada IA-63 modelo III vendido a clientes internacionales. La decisión de producir en la fábrica estatal se tomó en el Gobierno anterior, pero se congeló
EDGARDO AGUILERA
Antonio Beltramone presidente de la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), anunció que en el último trimestre se entregarán 3 aviones IA-63 Pampa versión III a la Fuerza Aérea Argentina. El anterior conductor de la empresa, Ercole Felippa, comunicó en su plan de gestión de 2017 la finalización de las mismas aeronaves y no cumplió el objetivo. La decisión de fabricarlos había sido tomada durante el Gobierno de Cristina de Kirchner, pero su avance venía congelado desde entonces por factores políticos y financieros.
En el marco de una línea sugerida por funcionarios de Defensa de "levantar el ánimo", Beltramone y el management de FAdeA produjeron una movida de Powerpoint que refleja los presuntos logros alcanzados hasta ahora. Entre ellos se cita haber suscrito acuerdos por fuera del Estado con una facturación que ronda los $200 millones, diríamos alrededor de u$s8 millones. Nada mal sino fuera que la empresa tiene su aeronave insignia exportable, claro de funcionar la producción, valorizada en unos 10 o 12 millones de dólares. Es el monto que se estima ingresaría por cada IA-63 Pampa modelo III vendido a clientes internacionales.
La exposición de Beltramone revela que a fin de año culminará la fabricación de 3 Pampa, los primeros manufacturados en serie de la versión III, a ser entregados para dotación de la Fuerza Aérea Argentina. La decisión administrativa N°185/2018 del 26 de febrero de 2018 aprobó el contrato entre la Fuerza Aérea y FAdeA que cubre tareas de terminación de tres IA-63 Pampa III. El monto en juego es de 612 millones de pesos de los cuales ya se giraron casi 590.
El IA-63 evolución III se plantea como un producto que podría ganar nuevos mercados y promover el regreso de Argentina a la élite de los desarrolladores de aparatos militares. El Pampa fue concebido a principios de los 80, en colaboración con la alemana Dornier, es un monoreactor de entrenamiento avanzado y ataque ligero.
Se han hecho gestiones sucesivas en distintos gobiernos para colocarlo en Paraguay, Uruguay y Bolivia. Una regla no escrita rige la comercialización de aparatos militares, el cliente quiere verlo primero en cantidad, operando en la fuerza aérea del país constructor. El ministro Oscar Aguad, dubitativo, cajoneo tres variantes de coproducir y comercializar el Pampa que habían ofrecido Alemania, México y Sudáfrica.
Los empresarios de la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE) que agrupa a un centenar de empresas en su mayoría pymes de alta especialización en el sector aeroespacial pidieron al exministro Julio Martínez y ahora a Aguad un plan de acción conjunto como política del sector que asegure la producción y continuidad de la empresa. Beltramone como su antecesor en FAdeA, Ercole Felippa, no parece contar con un plan de negocios y producción del Pampa a mediano y largo plazo. "Vemos que sólo se pone nervio en las células (fuselajes a medio terminar) preexistentes y no hay previsión más allá de ese número", dicen los empresarios. "Movilizar la línea genera empleo de calidad, impulsa inversión doméstica y exportaciones en cadenas internacionales de valor, y califica a proveedores y empresas locales", agregaron las fuentes del sector.
En la fábrica hay 18 células, virtuales nuevos Pampa III, si se consigue alinear la cadena logística y de proveedores clave, entre ellos Dunlop, abastecedor de los neumáticos para el tren de aterrizaje. Persisten obsolescencias a resolver en sistemas críticos como el tren de aterrizaje principal, a cargo de Israel Aerospace Industries (IAI), y otras como el anclaje de la cúpula que evidenció fallas en la presurización de la cabina. Esas contingencias hacen que el trío a entregar no sea íntegramente 0 km. Como Frankenstein tendrán algunas partes de aviones usados de la Fuerza Aérea aunque hay que decirlo, recorridas y certificadas por el organismo de control.
Otro pregón positivo que dio Beltramone es un "acuerdo suscripto con la empresa Israel Aerospace Industries (IAI) para proveer ingeniería, aeropartes y servicios, tarea que implicará 18 meses de trabajo". Convenio alcanzado tras la acumulación de millas en viajes a Israel de Fernando Sibilla, exvicepresidente durante la gestión de Felippa y reciclado en el desarrollo de nuevos negocios. No se aclaró en qué consiste el acuerdo con los israelíes. Elta Systems, subsidiaria de IAI, especializada en sensores y equipos de inteligencia electrónica se adjudicó el contrato para la adquisición de equipamiento SIGINT (Signal Intelligence) para dos Fokker 50 de la Marina de Guerra del Perú. La modificación de esas aeronaves a una configuración de vigilancia e inteligencia, contrato de 23,4 millones de dólares, es el nicho de elenco, una caja chica-, cedido a FAdeA en el protagónico de IAI con la marina peruana. Quid pro quo, subyace un anhelo mayor. Revivir la oferta de IAI a la Fuerza Aérea criolla de ensamblar 12 cazas KFir en la Fábrica Argentina de Aviones, con el consiguiente traspaso de tecnología israelí a la fabril aeronáutica cordobesa. Ese sí es un contrato mayor, obvio, para IAI y su pegatimón FadeA.
La operación original era de unos u$s360 millones, involucraba 12 aviones monoplaza y 2 biplaza para entrenamiento, más 5 años de mantenimiento y el compromiso de IAI de promover la venta del Pampa en el mercado internacional. La iniciativa actualizó reclamos de la industria local por una ley de offset. Son acuerdos de compensación (comercial, industrial o tecnológica) que exige el Estado a quien vende un bien (aviones) o un servicio. Puede darse como transferencia de tecnología, herramental, contrataciones a las firmas locales, cursos de instrucción y capacitación, entre otros.