El asesor del consorcio ruso de tecnología radioelectrónica KRET, Vladímir Mijéev, ha ofrecido una entrevista a la prensa rusa en la que ha revelado que se están realizando pruebas militares con armas electromagnéticas. De hecho, ha advertido de que en Rusia el desarrollo de los llamados cañones de microondas va por muy buen camino.
¿Pero qué son los cañones de microondas?
Son armas que utilizan energía concentrada mediante radiación electromagnética de frecuencia ultra alta para 'quemar' o dejar fuera de juego temporalmente los sistemas electrónicos del enemigo. Es una forma de defenderse contra aviones, misiles de crucero y drones.
Por sus características, este tipo de armas está más cerca de la guerra radioelectrónica que de otra cosa, y la energía que dirige hacia el objetivo la radiación electromagnética resulta mortal no solo para los sistemas electrónicos que logra alcanzar. También para la salud de las personas porque afecta a su sistema inmune y a su sistema nervioso. Si se logra utilizar correctamente, un cañón de microondas puede también detonar explosivos a distancia.
Ya a mediados del siglo XX los científicos comenzaron a investigar cómo implementar el principio de la energía por radiación electromagnética al campo militar. En la década de 1960 ni un solo país fue capaz de crear sistemas de radiación electromagnética que se pudiesen emplear como armas en el campo de batalla porque un arma de tal calibre necesitaba de muchísima energía para funcionar. Como explica Dmitri Kornev, el fundador del portal Military Russia, para que un cañón de microondas pueda ser empleado en combate, "se necesita toda una planta energética completa".
A finales de la década de 1990 los rusos lograron crear el Ranets-E, una instalación electromagnética capaz de quemar los sistemas de electrónica situados entre ocho y 14 kilómetros a la redonda e interferir en los circuitos electrónicos a una distancia de hasta 40 kilómetros. Pero de nuevo, las desventajas del sistema ruso no lograron que Ranets-E hiciese historia. Primero, porque las microondas que generaba no eran capaces de atravesar montañas, sierras o colinas, lo que limitaba su uso. Segundo, porque cada vez que se disparaba se demoraba unos 20 minutos en recargarse.
Sin embargo, la radiación de frecuencia ultra alta sí se ha hecho un hueco en el arsenal del Ejército ruso. Por ejemplo, las Tropas de Misiles de Designación Estratégica de la Federación de Rusia utilizan los sistemas de desminado a distancia Listva, capaces de detonar minas terrestres a 100 metros de distancia. A partir de agosto de 2018, el consorcio ruso Kaláshnikov comenzó a fabricar en serie el rifle radioelectrónico REX-01, destinado a luchar contra drones. Lo utilizarán las fuerzas y los cuerpos de seguridad rusos en operaciones especiales.
El consorcio KRET está inmerso ahora en el desarrollo del sistema Alabura, un nuevo misil radioelectrónico que "será capaz de destruir ejércitos enteros", El Alabura podría ser capaz de desactivar todos los sistemas de a bordo y ojivas nucleares en un radio de hasta 3,7 kilómetros. También se habla de que podría "acabar con los soldados del enemigo" con una ola de radiación y de que sería "más poderoso que una bomba nuclear"
Durante una entrevista en 2017, Mijéev aseguró que el Alabura no es un arma en concreto, sino todo un conjunto de investigaciones conducidas entre los años 2011 y 2012 para determinar la viabilidad del desarrollo de armamento radioelectrónico: de proyectiles, de bombas, de misiles…
Los frutos del trabajo del consorcio ruso KRET podrían verse, también, en Siria, según ha explicado el redactor jefe de la revista militar rusa 'Arsenal Otéchestva', Víktor Murajovski, al medio ruso NSN. Podría ocurrir tan pronto como a principios de 2019, cuando los soldados rusos comiencen a recibir armamento para luchar contra las naves no tripuladas. Eso sí: Murajovski ha señalado también que "habrá que esperar unos dos años más" para ver armas electromagnéticas de mayor calibre entre las filas del Ejército
Para Mijéev, los avances de Rusia en el desarrollo de las microondas aplicadas al terreno militar son la prueba de que los especialistas del KRET han logrado atajar los problemas clave de este tipo de sistemas.
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