El presidente Trump hablará hoy al Senado sobre la crisis norcoreana, y espera que pida apoyo para establecer una nueva serie de sanciones: la alternativa militar es demasiado cruda
Todos los miembros del Senado de EEUU pasarán este miércoles por la Casa Blanca, convocados por el presidente Donald Trump para ser informados sobre la cuestión de Corea del Norte. El secretario de Defensa James Mattis, y el de Estado, Rex Tillerson, recibirán a los senadores en el auditorio de la oficina ejecutiva del Edificio Eisenhower para explicarles en qué punto se encuentra la situación, y cuáles son las medidas que el Gobierno de Trump se dispone a tomar.
Y todo apunta a que, contrariamente a lo que han dejado entender algunos miembros de la Administración, no será una respuesta militar. En lugar de eso, probablemente Trump pedirá a los senadores que apoyen la imposición de nuevas sanciones contra Pyongyang, en un intento de conseguir la cooperación definitiva de China. Una pista la dio el propio presidente este lunes, en un almuerzo con embajadores de países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, donde enfatizó la voluntad estadounidense de atajar la situación.
“El status quo en Corea del Norte es inaceptable, y el Consejo debe estar preparado para imponer sanciones adicionales y más duras contra los programas nucleares y de misiles balísticos norcoreanos”, les dijo Trump a los diplomáticos. “Corea del Norte es un gran problema mundial, y es un problema que tenemos que resolver de una vez”.
Aparentemente, Trump ha llegado a la misma conclusión que otros presidentes antes que él, de Richard Nixon a George W. Bush, pasando por Bill Clinton: que un ataque militar contra Corea del Norte provocaría tal devastación en países aliados que, en la práctica, no es una opción real. Y Pyongyang lo sabe. Por eso, una de las amenazas favoritas del régimen de Kim Jong-un es “convertir Seúl en un mar de fuego”.
Incluso sin el recurso a armamento nuclear, químico o biológico, el número de bajas en Seúl sería elevadísimo. La capital surcoreana se encuentra a apenas 56 kilómetros de la frontera, y al menos un tercio de la ciudad está a pleno rango de tiro de la artillería norcoreana. El experto militar Roger Cavazos ha elaborado un informe en el que realiza una estimación de bajas en caso de que se produjese un intercambio de fuego convencional entre ambos ejércitos. “Si el Ejército Popular de Corea [las fuerzas armadas norcoreanas] optan por disparar contra Seúl en lugar de atacar de forma prioritaria objetivos militares, habría unas 30.000 bajas en muy poco tiempo”, escribe. Los muertos en esa primera jornada podrían llegar a los 64.000.
“Esto podría hacer muchísimo daño”, evalúa Joseph Bermudez, analista del Instituto EEUU-Corea de la Universidad Johns Hopkins. “Si alcanzan un edificio alto con un par de salvas de artillería, la gente se montaría en sus coches, provocando grandes atascos, así que Corea del Norte podría apuntar a las autopistas y los puentes en cascadas”, especula en declaraciones al diario The Washington Post. Los obuses tardarían apenas 45 segundos en impactar en suelo norcoreano
Soldados estadounidenses montan guardia mientras oficiales norcoreanos toman fotografías durante la visita de la primera ministra australiana a Panmunjon, en la zona desmilitarizada, en febrero de 2017. (Reuters)
Cuando Pyongyang empiece a perder la guerra
“A menos que estuviésemos en una situación de crisis donde pensásemos que los norcoreanos se están preparando para atacarnos, un ataque preventivo contra el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte simplemente no es una opción práctica. Este ha sido siempre el problema para EEUU y sus aliados”, ha declarado Gary Samore, ex coordinador de la Casa Blanca para cuestiones de armas de destrucción masiva, proliferación y terrorismo y actualmente académico de Harvard, a Bloomberg.
Cavazos opina que las baterías surcoreanas lograrían ir eliminando la artillería norcoreana a un ritmo de un 1% cada hora, a lo que se suma la vulnerabilidad que supone el uso de vehículos para mantener las líneas logísticas de las tropas fronterizas norcoreanas, que podrían ser atacadas por la aviación surcoreana o estadounidense. Pero en caso de empezar a perder la batalla, el temor de muchos es que el régimen decida recurrir a armamento no convencional, multiplicando exponencialmente el número de bajas.
Los servicios de inteligencia de EEUU creen que Corea del Norte posee uno de los mayores arsenales químicos del mundo, un programa de armas biológicas y un importante departamento de ciberguerra, además de entre 10 y 25 armas nucleares. No obstante, se trataría de una medida desesperada. “Si Corea del Norte utilizase armas químicas y biológicas, cualquier conflicto escalaría rápidamente hacia uno de intento de cambio de régimen en Pyongyang, y es por lo tanto un movimiento antiestratégico (no hay otra estrategia que intentar causar mucho daños), inconsistente con los objetivos de supervivencia del régimen de Corea del Norte”, señala Cavazos. “Además, la gran mayoría de víctimas de cualquier ataque de este tipo serían civiles. Muchos de ellos, probablemente varios miles, serían chinos, dado que representan el 70% de los nacionales de terceros países en Seúl”, indica. Por ello, entre otras razones, China es una de las principales interesadas en que la situación no escale
El régimen es perfectamente consciente de que este recurso sería a vida o muerte, por lo que, al parecer, ha hecho planes en consecuencia. Según un alto oficial desertor del ejército norcoreano, en caso de guerra Corea del Norte pretende lanzar una rápida operación para ocupar toda la península coreana, antes de que Estados Unidos pueda enviar tropas de refuerzo desde otras bases de la región. Victor Cha, un antiguo miembro del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, explica en un reciente libro llamado "El Estado Imposible" que la invasión empezaría con un ataque químico contra la población surcoreana. "Un arsenal de 600 misiles Scud químicamente armados serán disparados contra todos los aeropuertos surcoreanos, estaciones de tren y puertos marinos, haciendo imposible la huida para los civiles", escribe. Una oleada de misiles similares podría ser lanzada contra Japón, retrasando el envío de soldados estadounidenses.
Según un artículo aparecido ayer en la revista Newsweek, los planificadores militares estadounidenses creen que las tropas norcoreanas tratarían de forzar su avance hasta Seúl antes de que EEUU y el ejército surcoreano puedan lanzar represalias que alteren la situación de forma definitiva. "Esas serían las peores condiciones de combate que puedan imaginarse: una densidad extremadamente alta de enemigos y fuerzas aliadas, más de dos millones de fuerzas mecanizadas convergiendo en un espacio de guerra total equivalente a la distancia entre Washington y Boston", señala Cha. "Los soldados estarían combatiendo con escasas defensas contra la artillería de la República Democrática de Corea del Norte, bombardeos aéreos, y en un entorno de guerra urba contaminado por 5.000 toneladas métricas de agentes químicos", afirma
Sistemas de lanzamiento múltiple de misiles surcoreanos cerca de la zona desmilitarizada, en agosto de 2015. (Reuters)
¿Podría Pyongyang recurrir a las armas nucleares?
“Probablemente la primera respuesta de Corea del Norte no sea nuclear. Tienen diferentes niveles de escalada a los que recurrir antes de optar por las armas nucleares”, opina John Schilling, especialista aeroespacial, en un encuentro organizado por el portal especializado 38 North. Schilling subraya que Pyongyang no será capaz de colocar cabezas nucleares en misiles balísticos intercontinentales al menos hasta 2020, por lo que por ahora no puede lanzar un ataque atómico contra EEUU. “Esta no es una crisis inminente. La amenaza inminente es para Corea del Sur y Japón”, afirma.
Los expertos Peter Hayes y Scott Bruce han examinado las posibilidades de que el régimen norcoreano recurra al uso de un arma nuclear, y cuáles serían las consecuencias. “Dado que cualquier intento de ataque nuclear, exitoso o no, provocaría una represalia inmediata y abrumadora contra Corea del Norte, es altamente improbable que sus líderes corran este riesgo usando un sistema de lanzamiento [de armas nucleares] con poca o ninguna oportunidad de alcanzar su objetivo. Corea del Norte tiene materiales fisibles limitados, un programa débil y no demasiado probado, bombarderos lentos y fácilmente detectables, y una capacidad limitada, pero de alto riesgo, de hacer llegar un arma por barco”, sostienen
“Que Corea del Norte se arriesgue a un 100% de probabilidad de una represalia abrumadora frente a una posibilidad muy baja de obtener un éxito limitado (después de todo, incluso un ataque nuclear norcoreano por sorpresa y exitoso no destruiría todo el ejército estadounidense o surcoreano) no es creíble”, opinan Hayes y Bruce. No obstante, estos expertos creen que hay dos escenarios en los que Pyongyang podría llegar a recurrir a este tipo de armamento: bajo una invasión, o como respuesta a un ataque o ante la amenaza inminente de éste. No obstante, la destrucción del régimen, y de gran parte de Corea del Norte, estaría garantizada.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, aseguró este lunes a la cadena NBC que EEUU “no está buscando pelea”. Pero añadió: “Pyongyang no debería darnos motivos para empezar una”. En un conflicto así, todos saldrían perdiendo.
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