El presidente Trump quiere que la frase "Made in America" sea el nuevo lema nacional de EEUU. No obstante, ¿qué pasará si las armas estadounidenses son tan inferiores a las de otros países que Washington se vea obligado a importarlas del extranjero para obtener la mejor tecnología?, se pregunta el periodista Michael Peck.
En su artículo para The National Interest el columnista escribe
que expertos advierten del peligro de que EEUU pierda terreno en el desarrollo de la tecnología militar, abogando por un aumento de gastos de defensa.
Sin embargo, un estudio reciente del Servicio de Investigación del Congreso revela que países como "Rusia y China no solo están actualizando los sistemas existentes de combate terrestre con nuevas y efectivas características de supervivencia y letalidad, sino que también están desarrollando sistemas enteramente nuevos para uso doméstico y posible exportación".
"Mientras Rusia desarrolla el tanque T-14 Armata, EEUU sigue utilizando los Abrams y portatropas Bradley de los tiempos de la Guerra Fría, y el despliegue de su sucesor —el Vehículo de Combate de Próxima Generación— no tendrá lugar hasta 2035 en el mejor caso", apunta Peck.
Por lo tanto, según el informe del CRS, existe una posibilidad de que "uno o más sistemas complejos de combate terrestre extranjeros emerjan y superen a su contraparte estadounidense".
En el documento se destacan numerosas áreas en las que los vehículos blindados de EEUU "quedan por detrás" o, al menos, "han perdido su ventaja tecnológica". Así, aunque las miras térmicas dieron una superioridad a los tanques estadounidenses en conflictos como la Primera Guerra del Golfo, en este momento son equipos comunes en los vehículos blindados de muchas naciones.
Además, países como Rusia e Israel implementan sistemas de protección activa (APS), mientras a EEUU —pese a su interés— todavía le falta un sistema parecido. El cañón de 25mm de Bradley, por su parte, es más pequeño que los de 30-40mm que se encuentran en otros vehículos de combate de infantería
"El obús Paladín de EEUU y los sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple están superados por modelos extranjeros", se indica en el informe.
Según Peck, el país norteamericano "tuvo la suerte de evitar enfrentamientos" con los equipos militares de otros países durante la Guerra Fría y las Guerras del Golfo debido a que la "URSS solo vendía versiones reducidas de armas a sus clientes del Tercer Mundo".
No obstante, en la actualidad tanto Rusia como China exportan las armas más avanzadas, por lo cual incluso en un conflicto contra una nación menor Washington podría enfrentarse a armas sofisticadas fabricadas por Moscú o Pekín.
En condiciones normales, prosigue el periodista, EEUU podría recuperar el terreno perdido al "dedicar más recursos para el desarrollo y la adquisición" de armamento."Pero el desarrollo y las adquisiciones de armas se han vuelto tan lentos que […], que toma décadas desarrollar un nuevo tanque", profundiza.
De ahí proviene otra "cuestión delicada de si EEUU necesitará comprar armas extranjeras para mantenerse militarmente competitivo".
En el informe del CRS se admite que "el aumento de los sistemas de combate terrestre extranjeros, el tiempo de desarrollar y poner en práctica un sistema de combate bajo las actuales regulaciones de adquisición además de las restricciones presupuestarios para la defensa" podrían presentar una oportunidad para "reevaluar la viabilidad" de obtener armas extranjeras.
"Es el patriotismo más ciego pensar que las armas estadounidenses son las mejores simplemente porque son estadounidenses", enfatiza Peck.
Asimismo, no será la primera vez que el país importe armas extranjeras, continúa el autor. Así, el Pentágono ya utiliza drones israelíes y armas antitanque suecas, mientras muchas piezas de repuesto para equipos militares se fabrican hoy en China.
Sin embargo, lo más preocupante es que, de acuerdo con el informe del CRS, en el Ejército del país "puede haber un cierto grado de resignación" de quedarse atrás en la carrera armamentista. Esto, según Peck, "ha sido natural a lo largo de la historia, que los ejércitos teman que el enemigo sea más fuerte y esté mejor equipado".
"Pero para EEUU, que desde la Segunda Guerra Mundial se ha enorgullecido de tener la tecnología más avanzada del mundo, es un paso atrás", concluye.
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