El ATD-X, el primer prototipo del futuro avión de combate furtivo X-2 japonés, ha comenzado sus pruebas de rodadura por pista antes de su primer despegue, previsto para este mes de febrero. El aparato, que fue presentado a finales de enero tras una década de desarrollo, aún tiene por delante en torno a otros diez años para que pueda entrar en servicio. De salir bien el programa, Japón adquirirá con probabilidad en torno a un centenar de estas aeronaves, con las que reemplazará a sus actuales F-2, unos cazas basados en el F-16 Fighting Falconde Lockheed Martin.
El F-3, como muchos creen que se acabará denominando, colocará a Japón como el cuarto país del mundo que desarrolla aviones de combate furtivos, al menos que haya trascendido. Los otros son Estados Unidos, que ya cuenta con aparatos de este tipo desde los años ochenta, y Rusia y China, en los que ya se está trabajando sobre distintos modelos.
A la vez que desarrollaba este demostrador, Japón optó en 2011 por encargar aviones furtivos estadounidenses F-35 Lightning II de Lockheed Martin, de los que se comprometió a adquirir 42 unidades. El precio que deberá pagar por cada aparato norteamericano se ha estimado en 127 millones de dólares, en un paquete que incluye adiestramiento de personal, mantenimiento de quipos y suministro de repuestos. El acuerdo contempla que los aviones sean ensamblados en el país y que contengan componentes de fabricación local. Pese al interés por el producto norteamericano, Tokio sigue adelante con su proyecto propio.
El país lleva tiempo tratando de hacerse con cazas dotados de tecnología furtiva. El portal especializado Strategypage recuerda que en primer lugar se interesó por la adquisición de F-22 estadounidenses, pero la compra no le fue permitida. Posteriormente, ante los continuos retrasos y aumentos de costes del F-35, llegó a plantearse cancelar esta operación
El calendario revelado ahora por Mitsubishi Heavy Industries (MHI) para el X-2 de desarrollo local prevé un trabajo de dos o tres años tras el cual las autoridades deberán decidir si continúan adelante con la producción en masa del modelo. En tal caso, a mediados de 2020 es posible que se comiencen a construir en torno a un centenar de unidades para las Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón. El siguiente paso sería llegar a comercializarlo en el exterior, una vía abierta tras el fin en 2014 de la prohibición de las exportaciones al exterior que pesaba desde la Segunda Guerra Mundial sobre la industria de defensa local.
De momento ya han participado en este programa en torno a dos centenares de empresas lideradas por Mitsubishi Heavy Industries, y el primer prototipo logrado ya cuenta con aproximadamente el 90 por ciento de sus sistemas y piezas fabricados en el país.
Imagen: 501ELK
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