Aunque la OTAN se muestra preocupada por las capacidades de los misiles Iskander, sistemas más primitivos pueden ser igual de peligrosos y mortales en caso de combate. Tal es el caso del módulo de misiles Tochka, conocido por la OTAN como SS-21 Scarab, explica Sebastien Roblin para The National Interest
Esta clase de módulos de misiles puede dañar significativamente a sus enemigos, incluso si estos son más poderosos. Los sistemas Tochka pueden realizar impactos certeros a instalaciones, almacenes de suministros, centros de mando y aeropuertos en líneas enemigas sin necesidad de tener control sobre el espacio aéreo enemigo.
Esta clase de módulos de misiles puede dañar significativamente a sus enemigos, incluso si estos son más poderosos. Los sistemas Tochka pueden realizar impactos certeros a instalaciones, almacenes de suministros, centros de mando y aeropuertos en líneas enemigas sin necesidad de tener control sobre el espacio aéreo enemigo.
Tochka empezó a ser usado en 1975. Para 1989, el sistema Tochka-U poseía ya una capacidad de alcance de hasta 120 kilómetros, con un margen de error de 90 metros. Algunos sistemas modificados han llegado a alcanzar una distancia de 170 kilómetros con un margen de error de 70 metros. Sin embargo, el desarrollo del más poderoso y moderno Iskander paralizó el de los sistemas Tochka.
"El sistema Tochka posee una gran movilidad", destaca Roblin. El vehículo transportador puede alcanzar una velocidad de hasta 60 km/h, además de poder actuar en terrenos abiertos y en zonas acuáticas. Además, puede funcionar en estados contaminados por agentes nucleares, biológicos y químicos.
"Desplegar Tochka toma 15 minutos y recargarlo, otros 20", resalta el experto. El sistema normalmente puede elegir entre una carga de 120 kilos de explosivos de gran potencia o una devastadora matriz de 50 bombas de racimo, con un radio letal de 200 metros, que, además, pueden incluir ojivas antitanque o antipista. El módulo puede integrar ojivas químicas y nucleares tácticas AA-60, con una potencia de entre 10 y 60 kilotones.
Entre las ventajas que destaca el analista, se encuentra también la experiencia del sistema Tochka.
"El éxito militar de Tochka demuestra que incluso un mísil balístico y táctico de la época de la Guerra Fría, con un alcance relativamente corto, es capaz de causar daños importantes, incluso a la hora de combatir con un enemigo que tiene superioridad en el aire y sistemas de defensa antiaérea más modernos", concluye Roblin
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