A finales de la pasada semana, Estados Unidos envió fuerzas especiales para asesorar al Ejército de Filipinas a medida que se intensifican los combates para recuperar el control de la ciudad de Marawi, en la isla de Mindanao, según el rotativo ‘The New York Times’, la ciudad sigue en poder del grupo terrorista Maute, vinculado al Estado Islámico.
Las fuerzas especiales de EE.UU. se han unido en la lucha contra los militantes islámicos atrincherados en Marawi al sur de Filipinas después de una sangrienta batalla que duró 14 horas y se saldó con 13 soldados muertos y 40 heridos en los intensos combates urbanos.
Los medios de comunicación locales que cubren la lucha entre las tropas pertenecientes a las Fuerzas Armadas de Filipinas o la AFP y los militantes en la ciudad de Marawi, han fotografiado un vehículo aéreo no tripulado AeroVironment RQ-20 Puma operado por personal occidental cerca de las zonas de combates, también ha sido visto un Lockheed-Martin P-3C Orión que rodea la ciudad en tareas de vigilancia aérea sobre la ciudad.
El P-3C Orión visto sobre la ciudad estaba claramente identificado con los emblemas de la Marina de EE.UU., y es casi seguro que estaba realizando tareas de vigilancia y recopilación de inteligencia utilizando su eficaz electro-óptica y otros sistemas de a bordo, similar al papel que ha desempeñado para las fuerzas de la coalición sobre Irak y Afganistán.
El RQ-20 Puma por su parte está realizando una misión similar, aunque a un nivel más táctico en comparación con el Orión para ayudar en las operaciones de los militares filipinos.
Según informa el teniente coronel Jo-Ar Herrera, portavoz de la Primera División de Infantería del Ejército Filipino, Estados Unidos solo está proporcionando apoyo técnico para poner fin al asedio a la ciudad -ya en su tercera semana- por los combatientes aliados con el Estado islámico, pero reiteró que no tenía tropas sobre el terreno.
La embajada de Estados Unidos confirmó que había ofrecido apoyo, a petición del gobierno de Filipinas, pero no dio detalles.
Por su parte el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha negado los informes de los medios que alegaban que pidió ayuda a las fuerzas especiales estadounidenses para intentar recuperar la ciudad de Marawi. Duterte ha destacado que “nunca” se dirigió a Estados Unidos para pedir ayuda. “No estaba al corriente de ello hasta que llegaron”, ha señalado hablando sobre los últimos acontecimientos.
Resulta sorprendente la cooperación entre los militares de ambos países dada las tensas relaciones entre EE.UU. y Filipinas ya que el presidente Rodrigo Duterte, que llegó al poder hace un año, ha adoptado en este tiempo, una postura hostil hacia Washington y ha prometido expulsar a los asesores militares estadounidenses de su país.
La toma de la ciudad de Marawi el pasado 23 de mayo por el grupo Maute, ha alarmado grandemente a las naciones asiáticas del sudeste asiático que temen que el Estado Islámico, que se enfrenta a reveses militares en Siria e Iraq, esté estableciendo un centro de poder en la isla filipina de Mindanao que podría amenazar a toda la región.
Manila anunció planes para “liberar” Marawi el lunes, 12 de junio, Día de la Independencia de Filipinas. Pero según informó un residente de Marawi en la pasada semana, los insurgentes han estado recibiendo refuerzos en los últimos días y gran cantidad de armamento. En su opinión, cree que las fuerzas gubernamentales “ya no pueden manejar la situación”.
Cerca de 40 extranjeros se han unido a la lucha con el grupo islamista, la mayoría de ellos de Indonesia y Malasia, aunque algunos han llegado de Oriente Próximo.
Las fuerzas armadas de Filipinas sufrieron el viernes su mayor pérdida con 58 víctimas después de sufrir un intenso tiroteo durante el cual se encontraron con artefactos explosivos caseros y fueron atacados con granadas lanzadas por cohetes. A estas muertes, hay que sumar la de 20 civiles y más de un centenar de rebeldes muertos en la lucha por Marawi.
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