El cohete más potente del mundo ha vuelto a despegar, y esta vez no ha sido un vuelo de prueba. El Falcon Heavy completó su primera misión comercial con un nuevo hito para SpaceX: los tres propulsores del cohete volvieron con éxito a la Tierra, lo que significa que podrán reutilizarse.
SpaceX encendió por primera vez el Falcon Heavy en febrero de 2018. Fue una misión de prueba que consistía en lanzar al espacio profundo el Tesla Roadster de Elon Musk. En aquella ocasión, los dos propulsores laterales del cohete aterrizaron con éxito en tierra firme, pero el núcleo central se estrelló contra la barcaza autónoma Of Course I Still Love You en el océano.
Hoy, los tres núcleos han tenido un reingreso y un aterrizaje perfectos, empezando por los dos laterales que tocaron el suelo en los complejos de aterrizaje 1 y 2 de Cabo Cañaveral con un baile elegante y sincronizado. El tercer núcleo aterrizó de pie en la barcaza a 970 km de la costa de Florida
La misión de hoy consistía en insertar el satélite de telecomunicaciones Arabsat-6A en una órbita geoestacionaria a 3200 kilómetros del ecuador, una altura considerablemente más grande de la que alcanzan los Falcon 9, por lo que hacía falta un cohete más potente.
El Falcon Heavy es básicamente la suma de tres Falcon 9: tiene 27 motores (nueve por núcleo) y su fuerza de empuje es equivalente a la de 18 aviones Boeing 747 despegando juntos. En esta ocasión, los tres propulsores eran nuevos y de la última versión diseñada por SpaceX, conocida como Block 5
Los propulsores Block 5 de SpaceX (los puedes distinguir porque tienen las patas pintadas de negro) consiguen una mayor fuerza de empuje, tienen un escudo térmico mejorado y son más fiables y fáciles de reutilizar.
Los tres que han despegado y aterrizado hoy en el Centro Espacial Kennedy se reutilizarán para hacer que los lanzamientos espaciales sean más baratos.
Fuente:gizmodo
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