Todo lo que sabemos o pensamos saber sobre la fuerza submarina de la marina argentina se hundió con el submarino ARA San Juan en noviembre de 2017. Mucho después de que los AUVs del Seabed Constructor encontraran los restos, casi un año después, mucho seguirá siendo debatido por los militares, el Ministerio de Defensa e incluso el Comité del Congreso que investigó lo ocurrido.
Pero en realidad, con tan poca información sobre ese submarino, que yace con su tripulación de 44 personas, en el fondo marino argentino.
Con la gran influencia de las próximas elecciones generales, la publicación de esa investigación de la comisión del Congreso está plagada de controversia entre la comisión, el ministerio de defensa, la Marina e incluso los familiares de los 44 que perecieron a bordo. Entre los miembros de este comité se encuentra la congresista y ex ministra de Defensa, Nilda Garré, quien autorizó la revisión final de la ARA San Juan en la mediana edad. Sin embargo, la actual investigación de la jueza Marta Yáñez también está investigando el hecho de que el submarino realizó actividades de inteligencia en su viaje desde Ushuaia hasta su puerto de origen en la base naval de Mar del Plata, relacionado con las Fuerzas Armadas de Su Majestad en las Islas Malvinas. En realidad, no hay nada que sorprender si es cierto, sólo una de las muchas hazañas de cualquier "servicio silencioso" en el mundo.
En declaraciones recientes, el ministro de Defensa Oscar Aguad declaró que el hundimiento del ARA San Juan no estaba relacionado con restricciones presupuestarias, sin embargo, Infobae publicó la pista de navegación de cada uno de los comandantes del submarino, la cual mostró una experiencia de navegación muy reducida a lo largo de los años en los tres submarinos disponibles. Aguad reiteró que esto se atribuye a que los submarinos no estaban disponibles durante su revisión, sin embargo, el presupuesto de defensa se ha reducido constantemente para las operaciones marítimas desde que los submarinos TR-1700 fueron recibidos por la Armada Argentina. El ARA Santa Cruz, buque hermano de ARA San Juan, ha sido declarado indigno de ser completamente revisado y mejorado debido a la extensión de los componentes obsoletos instalados en comparación con la antigüedad del submarino por TKMS e ingenieros peruanos del SIMA de la marina peruana.
El Contraalmirante Daniel Abbondanza, Comandante de las Fuerzas de Flota de la Armada Argentina, declaró en mayo pasado que la Armada debía, en caso de que el ARA Santa Cruz no fuera apto para volver a entrar en servicio, adquirir nuevos submarinos.
Para ello, la Armada Argentina envió personal a Alemania para analizar la posibilidad de adquirir los submarinos U212A. No se reveló si se trataba de submarinos en servicio o de nueva construcción.
Esta consideración choca totalmente con la situación actual de la Armada Argentina, como informamos recientemente. La Armada Alemana en los últimos años había ofrecido los submarinos U206A pero no fueron considerados suficientes para la Armada Argentina, después de extensas modificaciones, la Armada Colombiana está haciendo uso de ellos y recientemente realizó algunos disparos vivos de sus torpedos DM2A3.
Por otro lado, se mantuvieron conversaciones de alto nivel para considerar la transferencia de dos submarinos de la Armada Brasileña U209. Pero necesitan una revisión y actualización de la cual la Marina de Brasil no tiene los fondos para implementar o para operar desde su próxima entrega de submarinos de nueva construcción basados en la clase Scorpene del DCNS. El último submarino en operación en la Armada Argentina es un U209, ARA Salta, pero a diferencia de sus homólogos brasileños, la falta de una revisión y modernización adecuadas no ha dejado otra opción que su desguace también. Argentina es el único operador del U209 en el mundo que los abandonará.
La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina, este casi centenario "servicio silencioso", necesita urgentemente una asignación presupuestaria para dotar a los nuevos submarinos de los fondos necesarios para suministrarlos y operarlos como lo haría cualquier submarino del siglo XXI.
Si ese fuera el caso, podrían existir otras opciones y también tan atractivas, como los submarinos de los Dolphin de la Armada israelí, de los que Alemania e Israel están en conversaciones para proporcionar tres más de la variante mejorada de Dolphin II.
Foto de portada: Martín Otero
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