Estudiantes del Instituto Nacional de Aviación Civil (INAC-CIATA) han puesto en funcionamiento un simulador de avión y están construyendo dos más. En tanto, planifican realizar un simulador de vuelo para helicópteros
El profesor Sergio Kobylahski comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “son muy caros los cursos para aprender a conducir aviones en las academias privadas y, gracias a este simulador en el trabajaron los propios alumnos, de aquí en más, cada año, más de 40 chicos, van a poder incorporar ese aprendizaje de manera gratuita en nuestra escuela ubicada en la Base Aérea de Morón”.
Este regalo que se han hecho los propios alumnos, será incrementado con los proyectos que se efectuarán durante 2016. “Está previsto hacer tres simuladores más, uno de los cuales será para aprender a conducir helicópteros”, contó Kobylahski. Y agregó: “Lo bueno es que a los chicos les gusta hacer este tipo de tareas y, al mismo tiempo, incorporan un aprendizaje que les servirá para el futuro.
Para el desarrollo de este simulador, fue determinante el aporte del profesor Claudio Ayala, que es especialista en la parte electrónica de los aviones y es el titular de la materia Prácticas profesionalizantes, en la cual se desarrollan estos proyectos. “Él tiene mucha experiencia, porque trabaja en los simuladores de Aerolíneas Argentinas, en Ezeiza, y lo que han hecho ahí es fantástico; parece la NASA”, destacó Kobylahski sobre su compañero en esta iniciativa.
“Ahora, proyectamos realizar también un simulador bi-turbo hélice, doble cabina, para piloto y copiloto; además, vamos a usar una cabina de avión real para hacer un simulador para el entrenamiento de vuelo de aviones con motor a reacción, tipo ejecutivos”, precisó Ayala. Y apuntó: “Para 2017, cuando hagamos el simulador para helicópteros, completaremos la gama para el entrenamiento de los pilotos”.
Por su parte, Kobylahski concentra su conocimiento en el mecanismo de vuelo de las aeronaves. “Lo bueno es que el simulador que hicieron los chicos permite realizar distintos planes de vuelo: con distintas distancias, diversas condiciones climáticas y, además, contiene los aeropuertos reales del país, con las características particulares de cada uno de ellos”, expresó el profesor.
Nicolás Díaz, uno de los alumnos que ha participado en este desarrollo, contó que “en la escuela teníamos un simulador que era de 1970 y estaba prácticamente destruido, por lo que tuvimos que reconfigurarlo para que quede como un simulador actual”.
“Este simulador nos viene muy bien, porque los cursos privados son muy caros, rondan los 5000 pesos de costo, y muchos no podían hacerlo”, relató.
Otro de los alumnos, Matías Rodríguez, explicó que la imagen del vuelo se transmite a través de un proyector y, en el interior de la cabina, se puede ver los instrumentos y los comandos de vuelo en diversos relojes.
“Este simulador lo desarrollamos durante todo el 2015 y también empezamos a trabajar para hacer un simulador en un avión doble cabina de comienzos del siglo XX al que ya le cortamos la cola, las alas y ahora tenemos que trabajar en su configuración”, precisó Rodríguez.
En tanto, Claudio Ayala consideró que “todos estos proyectos no se hubiesen podido llevar a cabo sin el apoyo del director de la institución Comodoro, Pablo Lena, que también es profesor en la UNLaM”.
Menos costos y muchos beneficios
El costo del simulador ya finalizado ronda los 25 mil pesos, incluyendo la base y los componentes electrónicos. “Si uno piensa en lo que cuesta un curso de piloto de avión y que, para traer un simulador del exterior, hay que pagarlo en dólares, la verdad es que lo invertido se recupera muy pronto”, subrayó Kobylahski.
El técnico aeronáutico aseveró que hay muchísima similitud entre el manejar un avión real y el simulador: “Incluso, es hasta más fácil volar el avión que el simulador, porque en un vuelo real vos podés ver todo el entorno completo, el medio ambiente; en cambio, en el simulador se ve relativamente poco y uno se concentra en la parte instrumental”.
En el simulador se puede volar desde aviones pequeños hasta aviones ejecutivos, comerciales e incluso más grandes. “Se puede apreciar la diferencia entre volar unos y otros aviones y uno puede hacerse un plan de aprendizaje, al comenzar por un avión más sencillo, para luego pasar a uno que tenga sistemas electrónicos, un multimotor, y de allí a un montón de posibilidades”, afirmó.
“Al vuelo se le pueden agregar anomalías, como por ejemplo que haya turbulencias, para poner a prueba la habilidad del piloto; entonces, el avión se empieza a mover y uno lo tiene que ir corrigiendo, para mantenerlo en rumbo, altura y velocidad”, relató el profesor
http://www.ctys.com.ar
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